Muchas veces nos volvemos locos intentando dar con ese regalo especial. “Si es que tiene de todo” pensamos. Al final, desesperados acabamos mirando páginas en internet y comprando algo original, por no decir raro, sabiendo que está destinado al abandono en un cajón de la persona que lo recibe. Ahora que está tan de moda lo DIY, habéis pensado alguna vez en regalar algo hecho por vosotros? Seguro que sí, pero la falta de tiempo os lo ha impedido, cierto? Hoy os muestro unas galletas muy fáciles de hacer y que se pueden preparar con unos días de antelación  pues se conservan perfectamente en una lata metálica. Animaros a regalarlas, seguro que lo apreciarán enormemente.

Existen multitud de cortadores de galletas y en especial para estas fechas.  Yo, la verdad, me los compraría todos. Particularmente el que más me gusta es el que tiene forma de cristal de hielo que es el que he escogido hoy.

Vamos con la receta:

400 g harina

200 g mantequilla  a temperatura ambiente.

150 g azúcar glass

1 huevo “L”

1 pizca de sal

1 cda vainilla en pasta

50 g más de harina para trabajar la masa

Precalentamos el horno a 180ºC únicamente la parte de abajo. Es importante que todos los ingredientes tengan la misma temperatura. Esto ha de aplicarse a cualquier preparación en  general, no solo para hacer galletas.

En un bol batimos  la mantequilla  junto con el azúcar y la pizca de sal. La sal va a ayudar a potenciar el sabor. Seguidamente añadimos el huevo y la vainilla y continuamos batiendo.

Por último añadimos la harina tamizada  y amasamos, en principio, con unas varillas eléctricas y terminamos de amasar con las manos sobre una superficie enharinada y con ayuda de la harina reservada. Sabremos que la masa está en su punto cuando se despegue de  las manos. Lo ideal es  trabajar la masa con una mano dejando la otra libre.

Hacemos  entonces una bola con ella y la estiramos con rodillo entre dos  hojas de papel vegetal o de  film de plástico, dejándola con un grosor de unos 6mm. Existen unos aros medidores que se colocan en el rodillo y con ello te aseguras de que todas saldrán con el mismo grosor. Si no se dispone de ellos, no pasa nada, a ojo puede calcularse  (es lo que hacía yo en un principio).

Dejaremos enfriar a masa en la nevera  hasta que endurezca para poder cortar las galletas  con precisión. O, si tenéis mucha prisa, podéis meterla cinco minutos en el congelador  para que se endurezca. Cada vez que veamos que la masa se ablanda volveremos a meterla en la nevera.

Damos forma a las galletas con el cortador espolvoreado en harina (para que no se quede la masa pegada) y las vamos colocando  sobre la bandeja del horno cubierta con papel vegetal (o sobre un tapete fiberglass) dejando espacio entre ellas para que no se junten al crecer en el horno. Si queremos colgarlas es el momento de hacerles un agujero (una vez hechas se romperían).

Colocamos la bandeja en la parte central y horneamos, con calor arriba y  abajo encendidos, nunca ventilador, a 170ºC  unos 12 minutos aproximadamente o hasta que  empiecen a dorarse los bordes. Es momento de sacarlas, nada de dejarlas enfriar con la puerta del horno abierta,  porque con el calor siguen dorándose y luego cuando enfrían quedan demasiado duras. Por tanto, las sacaremos con ayuda de una espátula  con mucho  cuidado pues estarán muy tiernas y se rompen y las  colocamos sobre una rejilla para que no queden blandas.

Una vez frías, podemos dejarlas tal cual o decorarlas, bien sea con azúcar glass,  con glasa real, chocolate……. o  con fondant como he hecho yo.

Sólo con ver la cara de sorpresa e ilusión de esa persona para quien se han hecho ya merece la pena.