Como la mayoría de los mortales adoro los fines de semana. Es abrir el ojo y me entra una sensación de bienestar increíble. Ya no es por el hecho de madrugar, porque soy de las que siempre se levanta temprano haya o no despertador por medio, pero simplemente el hecho de no oír la alarma de ese dichoso aparatito ya es mucho. He llegado a tener varios de ellos, con melodías de todo tipo, desde el sonido de las olas del mar rompiendo contra las rocas…. hasta el cacareo de un gallo…. pasando por sonidos intermitentes con los que te despiertas alterad@ pensando que estás durmiendo en una central nuclear y ha habido un escape. Sólo con no oírlo ya soy feliz 🙂

Y algo que me encanta hacer esos días es desayunar con tranquilidad ya que los días de diario ni me da tiempo, como mucho un café de trago y una tostada que me la voy comiendo mientras bajo corriendo las escaleras de casa de camino al coche para ir a la oficina. Por eso el finde desayuno con toda la serenidad del mundo mientras aprovecho para leer algún libro de esos que no hay manera de terminar, que lo tienes en la mesita de noche y que cuando te pones a leerlo, en la segunda hoja ya entras en coma 🙂

Hay muchos tipos de desayunos y está claro que depende del día nos apetecen unas cosas u otras. Hoy vamos a decantarnos por algo saludable y vamos a hacer granola casera. La granola es una mezcla de cereales, semillas, frutos secos, frutas deshidratadas y miel o sustituto. Es sumamente fácil de hacer y muy versátil ya que podemos personalizarla haciendo un popurri de lo más variopinto. Prácticamente se trata de un muesli pero con la diferencia de que la granola hay que tostarla en el horno y se le añade miel que ayuda a que se formen pequeñas bolas al tostarse.

Esta es la que suelo hacer normalmente pero como os decía podéis hacerla con los ingredientes que más os gusten. Cuestión de probar. 

Necesitamos:

250 g copos de avena aplastados

75 g almendras crudas

50 g nueces

50 g semillas de sésamo

frambuesas deshidratadas

coco en escamas

200 g miel

2 cdas aceite girasol

Precalentamos el horno a 160ºC con calor arriba y abajo

En un bol echamos los copos de avena,  las almendras enteras, las nueces troceadas y las semillas de sésamo. Por otro lado, calentamos al baño maría la miel junto con el aceite, removiendo hasta que se mezclen bien. Podríamos hacerlo en el microondas pero en ese caso la miel perdería propiedades. A continuación lo añadimos a la mezcla de ingredientes secos removiendo para que se impregnen bien.

Forramos una bandeja con papel vegetal y ponemos la mezcla de la granola. La extendemos de manera que quede una capa lo más fina posible. Colocamos la bandeja sobre la rejilla central del horno y dejamos que se tueste durante 30´ removiendo cada 10 minutos con una espátula o cuchara de madera a fin de que se dore por todas partes igual y no quede apelmazada.

Una vez tostada, retiramos la bandeja del horno, dejamos enfriar por completo y le añadimos las frutas deshidratadas. 

Se conserva perfectamente en tarro hermético de cristal durante 3 semanas y siempre en lugar fresco y seco. Aunque si realmente queréis que os dure, yo de vosotros la guardaría a buen recaudo porque tiene una textura tan crunch que invita a meter la mano en el frasco más de una vez 😉

Perfecta para consumir con leche muy fría o yogur. Aunque también podemos tomarla sola como tentempié.

Qué me decís? Os animáis a hacerla? Con este desayuno cargamos pilas para aguantar toda la mañana ya os lo digo. 

Consejos y Sugerencias:

     *Unas pepitas de chocolate en la granola harán las delicias entre los más golos@s.

     *La miel puede sustituirse por sirope de agave o jarabe de arce, queda muy rico también.

Y hasta aquí la entrada de hoy, espero que os guste. Besos

Ali