Drip Cake para Marta

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Drip….qué??  Drip Cake. Si lo traducimos literalmente significa tarta goteo. Este tipo de tartas son de apariencia muy llamativa y se destacan por el glaseado superior que cae por los laterales en forma de goterones. La que os presento hoy la hice para alguien muy especial, mi sobrina Marta. Es tan bonita!!  Ella es mi consentida..… mi chica mimada….. la que hace conmigo lo que quiere….. y con la que mantengo una fantástica relación más allá del tía-sobrina pues comparte conmigo confidencias e inquietudes y eso a mí…… me llena el corazón. Pues bien, Marta cumple la mayoría de edad y el fin de semana pasado disfrutamos de la fiesta de los Quintos de la que ya os hablé aquí.  Mi idea era hacer una tarta con la que poder sorprenderla y lo conseguí pues llegó a darme tantos besos que creo que se le terminaron  😉   Es un amor. La quiero a rabiar.

La tarta se componía de 4 bizcochos de color rosa palo, de 15 cm de diámetro y para los cuales se necesitan los siguientes ingredientes: 

Para cada bizcocho:

100 ml nata 35% materia grasa

80 g azúcar

2 huevos “M”

85 g harina 

5 g levadura

1 cdta vainilla en pasta

colorante en pasta color rosa 

Para hacer los bizcochos hemos de batir los huevos con el azúcar hasta que doblen su volumen. Añadimos la nata, la vainilla, un pelín de colorante y mezclamos. Tamizamos la harina junto con la levadura y la añadimos en varias tandas, mezclando con varillas de mano hasta que estén integradas. Horneamos en horno precalentado a 175ºC con calor arriba y abajo durante 1/2 h aprox. Retiramos del horno, dejamos enfriar unos minutos y desmoldamos. Continuamos así hasta terminar con el resto de bizcochos.  Lo ideal es hacerlos el día anterior para que estén reposados y no nos llevemos la miga al nivelarlos. Eso sí, los envolveremos individualmente en papel film para que no se resequen y los reservaremos en la nevera.

Este tipo de bizcocho es jugoso por lo que no necesita ser emborrachado, pero aún así para darle frescor vamos a preparar un almíbar de limón poniendo a hervir el zumo de un limón junto con un vaso de agua y un vaso de azúcar durante 4 minutos. Dejamos enfriar, lo colamos y guardamos en un tarro de cristal.

Para hacer el relleno necesitamos:

200 g mantequilla 

200 g azúcar glass

120 g chocolate blanco

1 cda leche

Necesitamos que la mantequilla esté a temperatura ambiente, por lo que la sacaremos una hora o más antes del frigorífico y no la utilizaremos hasta que tenga una textura de pomada, es decir, que podamos hundir el dedo en ella. 

Derretimos el chocolate al baño María o en el microondas en intervalos de 30 segundos para evitar que se nos queme. Dejamos enfriar totalmente pues al mezclar con el resto de ingredientes deben estar todos a la misma temperatura o se nos cortará la crema. Mezclamos en un bol la mantequilla con el azúcar glass y la leche y,  con unas varillas eléctricas, batimos a velocidad baja hasta que el azúcar se haya incorporado. Subimos a velocidad media-alta y continuamos batiendo durante 5 minutos. Veremos que la crema ha blanqueado y está esponjosa. Es el momento de añadir el chocolate blanco en forma de hilo y seguir mezclando durante 3 ó 4 minutos más. Y ya la tenemos preparada. 

Comenzamos con el montaje. Con una lira o con un cuchillo de sierra vamos a nivelar los bizcochos, retirando el copete y procurando dejarlos del mismo grosor. Los empapamos ligeramente con el almíbar y colocamos el primero de ellos en una base de cartón especial para tartas. Extendemos una capa de crema, colocamos el siguiente bizcocho y repetimos la operación hasta terminar con todos. El último bizcocho lo pondremos invertido para un mejor acabado. Si queremos asegurarnos de que todas las capas llevan la misma cantidad de crema podemos utilizar una manga pastelera.

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Para la cobertura necesitamos:

300 g mantequilla

300 g azúcar glass

240 g chocolate blanco

La cobertura es prácticamente la misma que el relleno aunque con una pequeña proporción más de chocolate y sin añadir leche para que el resultado final sea más firme y estable. Su preparación es la misma que la del relleno.

Colocamos la tarta sobre una base giratoria. Para cubrirla vamos a untar una fina capa de crema por todo el contorno y la alisamos. No es necesario que quede perfecta, simplemente es para sellar la miga.

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Metemos la tarta en la nevera unos 10 minutos para que endurezca esa primera capa. A continuación la cubrimos generosamente con más crema y con ayuda de una espátula la vamos a ir alisando por todo el contorno hasta conseguir que quede nivelada por los laterales así como por la superficie. Para que nos resulte más fácil podemos utilizar otro cartón base del mismo tamaño que el que hemos puesto bajo los bizcochos, nos servirá de guía para no torcernos.

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Una vez cubierta la llevamos nuevamente a la nevera a refrigerar hasta el momento en que la vayamos a glasear.

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Para el glaseado vamos a necesitar:

150 g chocolate blanco

50 ml nata líquida

Colorante liposoluble rosa

Para el glaseado vamos a preparar un ganache poniendo a calentar la nata en un cazo a fuego medio-alto. Cuando comience a hervir retiramos del fuego y añadimos el chocolate troceado. Dejamos reposar un par de minutos y seguidamente lo movemos con varillas hasta que se derrita por completo. Si vemos que os cuesta porque la nata ha enfriado lo llevamos a fuego bajo y seguimos removiendo hasta que funda el chocolate y se forme la crema. Añadimos un pelín de colorante y removemos hasta lograr un color uniforme. Lo dejamos templar unos minutos para que adquiera una textura más espesa y con cuerpo. 

A la hora de verter el glaseado hay un par de cosas que hemos de tener en cuenta. Lo primero de todo, la tarta tiene que estar bien refrigerada para que el ganache enfríe rápido y se frene la caída de los goterones. Al estar fría también evitaremos que se deforme la cobertura ya que el ganache tiene unos grados más de temperatura y pueden derretirla. Así pues, como os he dicho, una vez cubierta la tarta con la crema la dejaremos en la nevera hasta el momento de glasearla. Y segundo, el glaseado podemos hacerlo de dos maneras: o bien lo vertemos por encima y dejamos que caiga a su antojo por los laterales o, como indica la autora de este tipo de tartas, Katherine Sabbath, lo vamos echando con una cuchara por los bordes para controlar la caída de la gota, añadiendo más o menos, según queramos el diseño y dejando la parte central para el final. Yo prefiero esta última opción.

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Lo iremos vertiendo sin prisa pero sin pausa. Volveremos a meter en la nevera para que el glaseado enfríe y podamos decorarla.

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Los adornos los tendremos preparados con antelación. Así pues, haremos los merenguitos en tonos rosas y blancos y de diferentes tamaños y formas. Podéis ver como se elaboran aquí.

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Para hacer los adornos en forma de pincelada vamos a utilizar candy melts. Los candy melts con una especie de grageas que se derriten fácilmente y son muy versátiles ya que podemos utilizarlas tanto para cubrir, rellenar o hacer decoraciones. Los hay de colores pero si queremos un color especial y no lo encontramos lo mejor es utilizar el blanco y añadir colorante a nuestro gusto. 

En una manga desechable introducimos un puñado de candy melts y sobre éstos ponemos un poco de colorante, en este caso de color vino tinto.

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Calentamos en el microondas hasta derretirlos por completo. Cortamos la punta de la manga y hacemos unos puntos sobre una hoja de papel vegetal. Colocamos una espátula sobre uno de los puntos y arrastramos. Limpiamos la espátula y hacemos lo mismo con el resto. Estas decoraciones le van a dar altura y elegancia a la tarta.

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Las florecillas las vamos a hacer con fondant blanco y nos ayudaremos de cortadores. Con pegamento comestible o incluso con un poquito de agua pegaremos los sprinkles (bolitas) en el centro. 

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Para hacer las letras y números vamos a utilizar goma eva y para poder clavar el nombre en la tarta le insertamos al nombre unos alambres blancos especiales para repostería.

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En cuanto a los macarons, dado que su elaboración es más compleja y que, sinceramente, no tuve tiempo de hacerlos, los compré hechos.

Llega el momento divertido que es el de decorar la tarta. 

Para los rosetones vamos a necesitar:

1/2 l nata vegetal muy fría 

colorante rosa

Montamos la nata a velocidad alta hasta que tenga una consistencia firme. No os preocupéis por el exceso de batido ya que la nata vegetal tiene la particularidad de que nunca se hará mantequilla, ni se cortará. Es fantástica! Una vez que la tenemos montada la dividimos en dos partes y a una de ella le añadimos una pizca de colorante, pero muy poquito ya que lo que queremos es conseguir un tono suave. Aparte, reservaremos un poco más de esta última nata y le daremos un tono de rosa más subido para que haga contraste. Llenamos varias mangas pasteleras que habremos provisto de boquillas de estrella abierta y rizada  y comenzamos a decorar la superficie de la tarta formando rosetones grandes y pequeños. 

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Para finalizar colocamos el resto de los adornos a nuestro gusto y ya la tenemos terminada. 

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Mi mayor recompensa fue ver la ilusión con que la recibió y lo mucho que le gustó, fijaros hasta qué punto que Marta quería indultarla y dejarla en una estantería de su habitación  🙂   Fue la anécdota simpática del día. Habrá que hacerle una réplica en escayola!! 

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Finalizo esta entrada no sin antes felicitar de nuevo a Marta, desearle lo mejor en esta nueva etapa de su vida y enviarle desde aquí un millón de besos virtuales.

Ali

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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