Tarta para Gonzalo y Laura

Hace una semana que fuimos de boda. Se casaban Laura y Gonzalo, un claro ejemplo de que el amor verdadero no solo existe en los cuentos de hadas, sino también en la vida real. Ellos se han elegido para ser hogar el uno para el otro. A partir de aquí comienza una nueva etapa en sus vidas y,  aunque suene a frase de taza, un viaje en el que no hay un destino sino un camino que recorrer juntos, con sus subidas y también sus bajadas, pero que es más fácil cuando se hace de la mano. 

A ella, que es mi sobrina y a la vez mi ahijada, la adoro, la quiero y la requiero y ella lo sabe. Y de Gonzalo, qué os voy a contar, pues que nos conquistó desde el primer momento y con eso os lo digo todo. Son una pareja muy linda, ayyy….. qué bonito es el amor!

Les deseo un próspero futuro juntos, que se amen, que se respeten, que compartan, que enfrenten juntos los retos que la vida les presente y, sobre todo… sobre todo…  que siempre sean ese lugar al que quieran volver cada día. 

Y como el amor no solo se demuestra con palabras sino también con hechos, les preparé la tarta sorpresa que hoy comparto con vosotros, la cual está hecha con mucho sentimiento y, porqué no decirlo, con muchos nervios… pero de los buenos.   

Brindo por ellos y por su felicidad.  

Que vivan los novios!!

Os cuento como hice este tarta. Es posible que falte alguna fotografía del paso a paso pero es que el tiempo iba totalmente en mi contra y había que ir por faena.  

Como habréis visto esta tarta tiene tres alturas.  Los bizcochos son de chocolate bañados con un almíbar ligero de canela y el relleno es de trufa. La tarta inferior está compuesta por cuatro discos de bizcocho, la del medio por dos y la superior por otros cuatro.

Os pongo los ingredientes del bizcocho de la tarta superior, cuyo molde mide 15 x 7cm. A partir de ahí, para las otras, tan solo hay que calcular las cantidades de los ingredientes mediante una raíz cuadrada o también podéis hacer como yo, consultar en San Google cómo adaptar la receta al molde que queráis usar. Las medidas de los otros moldes son 18 x 7cm y 22 x 7cm.

130 g harina

3 huevos “M” a temperatura ambiente

35 g cacao puro en polvo

15 g cacao puro holandés (black)

15 g levadura química

140 ml aceite girasol

200 g azúcar

1 yogur griego natural

Precalentamos el horno a 175ºC con calor arriba y abajo. En un recipiente amplio ponemos el yogur, el aceite y el azúcar y batimos enérgicamente con unas  varillas eléctricas hasta que estén bien mezclados. Añadimos los huevos de uno en uno, es decir, hasta que no esté bien integrado el primero no añadimos el segundo y el tercero.

Para finalizar, tamizamos la harina junto con el cacao y la levadura y ahora con unas varillas de mano los vamos incorporando hasta que estén integrados. No hay que sobrebatir.

Engrasamos el molde y ponemos en la base un disco de papel vegetal. Espolvoreamos harina por las paredes y eliminamos el sobrante. Vertemos la masa, le damos un golpe a la base contra la encimera y así eliminamos burbujas del interior. Introducimos en el horno a media altura y horneamos durante 50-55´ dependiendo de cada horno. Comprobaremos la cocción clavando una brocheta en el centro y si sale limpia, apagamos, retiramos el molde del horno y esperamos 10´ antes de desmoldar. Lo sacamos del molde y dejamos enfriar sobre una rejilla.

El bizcocho ha de estar frío por completo antes de rellenar con la trufa por lo que es preferible hacerlo la víspera y envolverlo en film para evitar que se seque. Repetimos la operación hasta tener todos los discos de bizcocho que necesitamos.

Dividimos cada bizcocho en dos capas de 2,5 cm cada una, retiramos los copetes.

Vamos ahora con el relleno de trufa, para el que vamos a necesitar: 

1 l nata vegetal muy fría

3 c/s colmadas de cacao puro en polvo

1 c/s colmada de cacao holandés (black) 

Vamos a utilizar nata vegetal porque se mantiene estable todo el tiempo,  además de que no se corta durante el batido y puede estar varias horas fuera de la nevera siempre y cuando la temperatura no sea alta. En este caso ya viene endulzada por lo que no le vamos a incorporar azúcar, sino únicamente el cacao que al ser amargo contrarresta el dulzor y el resultado es una trufa riquísima.  Para hacerla vamos a tamizar el cacao sobre la nata vegetal que ha de estar muy muy fría y batimos con varillas eléctricas hasta lograr una consistencia firme pero no muy dura para que nos resulte fácil de extender sobre los bizcochos.

Los bizcochos son muy tiernos pero aún así los vamos a pincelar con un almíbar ligero de canela que habremos dejado preparado la noche anterior. Para ello, pondremos a calentar agua y azúcar a partes iguales y le agregaremos una rama de canela partida en dos. Dejaremos que hierva un minuto, retiraremos y una vez frío reservaremos en un tarro de cristal. 

Comenzamos con el montaje de la primera tarta. Sobre una base giratoria colocamos el primer disco de bizcocho el cual a su vez está colocado sobre una base de tarta de cartón fino. Humedecemos ligeramente con el almíbar y extendemos una capa generosa de trufa. Colocamos el segundo disco de bizcocho y repetimos operación hasta terminar con todos.

Llevamos a la nevera para que tome consistencia. Y repetimos la operación con las otras dos tartas.

Como esta tarta iba a viajar 500 km necesitaba hacerle una cobertura que llegase íntegra a destino, porque ya sabemos lo que pasa… que si una carretera de curvas, que si un frenazo, que si un badén….. Además de que para pegar las decoraciones ese tipo de cobertura era ideal. Para que ese fondant se adhiera bien a la tarta hay que hacerle primero una cobertura que va a hacer las veces de pegamento. En este caso, una ganache de chocolate, la cual hay que dejar preparada con varias horas de antelación. Para su preparación utilicé:

800 g de chocolate especial postres

800 ml nata 35%  m/g

La ganache es muy sencilla de preparar. Mirad, lo primero que haremos será trocear a cuchillo el chocolate dejándolo muy chiquitito en un recipiente amplio. Calentamos la nata a fuego medio y cuando alcance el punto de ebullición lo vertemos sobre el chocolate, dejamos reposar 1 minuto y a continuación con unas varillas de mano batimos hasta lograr una crema brillante y sedosa. Cubrimos con film a piel y dejamos reposar 24 h a temperatura ambiente. Solo así lograremos que tome la consistencia de una crema untuosa.  

Cubrimos las tres tartas con la ganache de chocolate y, con una paleta alisadora o espátula,  las dejaremos lo más lisas posible, ya que el fondant no cubre imperfecciones. Las llevamos a la nevera para que endurezca el chocolate, unos 45´ aproximadamente.  

Le toca el turno al fondant. Vamos a necesitar como unos 2 kg de fondant. Para saber cómo de grande hemos de estirarlo vamos a medir el diámetro y la altura de la tarta. Después sumamos el diámetro más dos veces la altura para obtener la circunferencia. Ahora, sobre un tapete de silicona espolvoreado ligeramente con maizena y con ayuda de un rodillo especial para fondant lo estiraremos dejándolo de unos 3 mm de grosor.

Lo colocamos sobre la tarta y con las manos vamos adaptándolo. Seguidamente, lo alisamos con una paleta alisadora especial para fondant y comenzamos ya a colocar las decoraciones. En este caso comencé con la tarta intermedia porque era la más entretenida.

Utilicé papel de oro comestible. Esta lámina hiper-mega fina es una fantasía para mí, me encanta. No tiene sabor, se utiliza únicamente con fines decorativos. La pega que tiene es que es delicado y a la hora de utilizarlo es mejor no tocarlo con las manos para que no pierda integridad. Se aplica con ayuda unas pinzas de repostería o con un pincel mojado ligeramente en agua o en pegamento comestible. Iremos pegando trocito a trocito hasta tener todo el lateral cubierto. Y sí amigos…. esto pone a prueba la paciencia de uno, pero poquito a poquito se va cubriendo.

Una vez que tenemos la tarta decorada, vamos a colocar 4 pilares que soportarán el peso de la que va encima y pondremos también una varilla larga justo en el centro que servirá para unir las tres tartas (aquí no se ve porque la quité sin darme cuenta) Ni que decir tiene que hemos de agujerear también las bases de cartón de las tartas, sino no podremos encajarlas. Colocaremos también pilares y varilla central en la tarta inferior.

Para la decoración de la țarta inferior vamos a utilizar obleas de papel de arroz. Cortaremos unos cuadrados de 6 x 6 cm. Estas obleas son como las hostias consagradas que tomábamos en la comunión, os acordáis? son muy rígidas y para trabajarlas hay que humedecerlas muy muy ligeramente porque de lo contrario se deshacen. Os cuento como lo hice yo. Colocamos el cuadrado de oblea sobre un paño de algodón limpio, en la parte izquierda. La parte derecha del paño la humedecemos ligeramente con agua con ayuda de un spray. Ahora, superponemos la parte húmeda durante un segundo sobre la oblea para humedecerla e inmediatamente le damos forma. Este movimiento ha de ser muy rápido. Dejamos secar. Podemos dejarlas hechas el día anterior. 

Las pegaremos por todo el lateral con una puntita de pegamento comestible encajando unas con otras de manera que no queden huecos libres.

Finalmente apilamos las tres tartas y terminamos de decorar la superior pegando en el frontal las letras de metacrilato con un pelín de agua así como unos trocitos de papel de oro y colocando tres figuritas del papel de arroz.

Y tarta terminada!!!

Tengo que decir que llegó en perfecto estado a destino, algo que me inquietaba bastante durante el camino, pero la suerte estaba de mi lado y pudimos disfrutarla. Lo mejor de todo es que a los novios les encantó la sorpresa y ese momento tan emotivo que viví mí me llenó el corazón.

Hasta la próxima.

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