Cuántas veces hemos oído una canción o percibido un olor que nos ha recordado momentos ya vividos. En ese instante quisiéramos que se detuviera el tiempo verdad? Os propongo una cosa, cuando probéis la primera cucharada de esta crema, cerrad los ojos y dejaros llevar por el recuerdo. Os va a transportar a la niñez, a ese desayuno o merienda de leche con galletas. Aunque en mi caso he de confesaros que se trataba más de bien de galletas con leche porque de tantas que le metía al vaso aquello al final era una pasta 🙂 Como me gustaba!! Y como me gusta ésta! Es realmente deliciosa. Después de varias pruebas he logrado la textura que buscaba y quiero compartirla con vosotr@s para que la hagais.
Para unos 5 vasitos necesitamos:
12 galletas tipo María
50 g azúcar moreno
400 ml nata
200 ml leche entera
3 hojas de gelatina
Trituramos las galletas hasta hacerlas polvo, tal y como suena. En un recipiente aparte, ponemos a hidratar las hojas de gelatina en agua fría durante unos minutos. Sabremos que ya están hidratadas cuando estén blanditas.
Vertemos la nata en un recipiente y añadimos las galletas molidas, el azúcar y removemos.
Calentamos la leche, le añadimos la gelatina escurrida y removemos hasta que ésta se disuelva por completo. Finalmente agregamos la leche a la mezcla de nata-galletas y batimos unos segundos con batidora eléctrica para conseguir que la crema quede bien fina.
Rellenamos los recipientes, dejamos templar y después los llevaremos a enfriar a la nevera. Mejor de un día para otro.
Fresquita está muy buena pero os recomiendo sacarla un rato antes de consumirla. De esa manera se apreciará más el sabor a galleta.
Ideal para una merienda con niños. Eso sí, procurad hacer de más porque os aseguro que repetirán 😉
Hasta la próxima.
Que buena pinta!!!!
Estoy deseando hacerlas muy pronto
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Te va a encantar Cristina, está super rica. Besos
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