El otoño es la estación del año que nos ofrece mayor colorido en sus paisajes y nos deja a su paso productos extraordinarios. No hay como pasearse por el bosque cerrado para deleitarse con el crujir de las hojas secas al caminar y recrearse la vista con la gama de colores que va desde el verde al marrón pasando por el amarillo y el rojo. La sensación de paz y bienestar es absoluta. Me encanta y por eso, en mi caso, es visita obligada por lo menos una vez al año.
Como os decía nos deja muy buenos productos entre ellos: castañas, calabazas, granadas… Así que, para aprovecharlos, hoy os traigo unos bizcochitos de calabaza. El nombre de bundt cake viene dado por el tipo de molde, que al tener la parte central hueca permite que el calor se propague uniformemente.
Para 6 mini bundt cakes necesitamos:
120 g harina
120 g azúcar moreno
120 g puré de calabaza
160 g mantequilla derretida
3 huevos XL
1 cdta de levadura química
1 cdta de canela en polvo
1/2 cdta de jengibre en polvo
1 pizca de sal
Para el glaseado
150 g azúcar glass
zumo de limón
Lo primero que haremos será asar la calabaza. Para ello la partimos por la mitad, extraemos las pepitas y la horneamos a 180ºC durante 1h. Cuando haya enfriado, con ayuda de una cuchara retiramos la pulpa y la chafamos con un tenedor.
Precalentamos el horno a 175ºC con calor arriba y abajo. Vamos a batir enérgicamente los huevos con el azúcar hasta que ésta se haya disuelto. Le añadimos el puré de calabaza y volvemos a batir. Tamizamos la harina junto con la levadura y la vamos agregando en varias tandas, removiendo con varillas. Añadimos también el jengibre, la canela y la sal.
Finalmente vamos a incorporar la mantequilla derretida pero fría y mezclamos. Engrasamos y enharinamos el molde y rellenamos los huecos.
Horneamos durante 20´ aproximadamente. Hacemos la prueba del palillo para comprobar que están hechos. Retiramos del horno y los dejamos reposar en el mismo molde un ratito porque son muy tiernos y se romperían. A continuación los desmoldamos y dejamos enfriar en una rejilla.
Preparar el glaseado es sencillísimo. Tamizamos el azúcar glass sobre un cuenco pequeño y le vamos añadiendo zumo de limón de poco en poco, mezclándolo con una cuchara hasta conseguir una textura cremosa.
Lo vertemos sobre los bundt cakes y listos para comer!
Os animo a que los hagáis. No podéis dejar de probar estos bocaditos tan delicados.
Son realmente deliciosos. Estoy segura de que os gustarán.
NOTAS:
-La clave del éxito de estos bizcochitos son las especias que les van a aportar un toque muy especial.
-El glaseado lo verteremos justo en el momento de consumirlos, no antes. De lo contrario el bizcocho lo absorbe y, aunque el sabor perdura, la presencia ya no es la misma y esto también es un factor importante. Glasearlos nos llevará sólo unos minutos.
-Podéis asar la calabaza o cocerla al vapor, nunca hervirla ya que absorbe demasiada agua y nos estropearía la receta.
-Podéis sustituir el glaseado de limón por azúcar glass simplemente.
Que seáis felices y hasta el próximo post!!
Lo hemos probado poniendo por encima del bizcocho chocolate negro. Esta estupendo pero incluso sin nada esta muy bueno.
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Genial idea Montse!! Es un bizcocho diferente al que estamos acostumbrados y la verdad es que las especias le dan mucha chispa. Es como muy…..otoñal. La combinación con el chocolate es estupenda. Besos wapa.
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Que pinta tienen!!
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Gracias chati. Besos
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