Postres mesa dulce. Parte I

 

Tarta desnuda “Naked Cake”

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Como ya os anuncié vamos a ir viendo como elaborar los postres de la mesa dulce que os mostré en la entrada anterior. Hoy nos vamos a dedicar a la tarta, a los cupcakes de chocolate y a los merenguitos de violeta.

En cuanto a la tarta,  se trata de un naked cake. Este estilo de tartas se compone de tres o más capas de bizcocho, rellenas de crema tipo buttercream o similar y desprovistas de cobertura exterior. Aunque en este caso hablaríamos de una semi naked cake ya que en realidad sí que lleva una ligerísima capa exterior que se le aplica para darle un aspecto envejecido y rústico. Suelen embellecerse con frutas y flores. A mí este tipo de tartas me tienen enamorada, ya no sólo por su apariencia sino porque están realmente deliciosas. Las más llamativas son las que se componen de dos niveles como en este caso, incluso de tres, sin embargo para explicaros como la hice os indico las cantidades de la más pequeña para la cual usé un molde de 12 x 7 cm. No hace falta que os diga que si vuestro molde es más grande tan sólo tendréis que aumentar proporcionalmente la cantidad de los ingredientes.

En cuanto al bizcocho podéis hacer el que más os guste, no obstante os dejo aquí la receta del que hice yo por si queréis probar. 

Para el bizcocho:

150 g de harina

150 g de azúcar

150 g de mantequilla 

50 ml leche

5 huevos “L”

1 cda (de postre) de levadura química

vainilla (en pasta, en esencia, en rama…)

Para el almíbar:

1 medida de azúcar

1 medida de agua

1 rama de canela

1 cdta de canela en polvo

Para el relleno:

200 ml leche

50 g harina

150 g azúcar glass

250 g mantequilla a temperatura ambiente

1 cdta esencia de vainilla

Antes de comenzar deciros que todos los ingredientes deben estar a temperatura ambiente, por tanto sacaremos la mantequilla de la nevera y dejaremos que se ablande. Y no la metáis en el microondas para acelerar el proceso que os estoy leyendo el pensamiento 🙂

Mientras preparamos la masa pondremos a precalentar el horno a 175ºC con calor arriba y abajo.

Pondremos a batir la mantequilla con el azúcar hasta que esté bien integrada y adquiera un tono más blanco. Añadiremos entonces los huevos enteros uno a uno. Tamizamos la harina junto con la levadura y la vamos a ir añadiendo y mezclando esta vez con varillas de mano y alternando con la leche a la que habremos añadido la vainilla.  

Forramos la base del molde con papel vegetal para que así cuando desmoldemos el bizcocho no tengamos ningún problema. Vertemos la mezcla y colocamos el molde en la rejilla central del horno. Horneamos durante 40´aprox. dependiendo de cada horno. Para comprobar que está hecho clavaremos un palillo y si éste sale limpio es que ya está. Pero OJO!  pero nunca abráis el horno antes de que hayan pasado las 3/4 partes del tiempo total o se os bajará y quedará apelmazado.

Una vez hecho, retiramos del horno y lo dejamos dentro del molde unos veinte minutos para después desmoldarlo.

Antes de cortarlo en capas lo dejaremos enfriar por completo, es por ello que se aconseja hacerlo la víspera y cubrirlo con film para evitar que se reseque. Con ayuda de una lira o con un cuchillo de sierra cortamos el bizcocho en tres capas. 

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Para hacer el almíbar tan sólo hemos de poner en un cazo los ingredientes y dejar hervir un par de minutos. Retiramos, dejamos infusionar y enfriar. Es buena idea prepararlo también en la víspera y conservarlo en un tarro de cristal. Pincelamos cada capa con el almíbar, aunque no lo necesita al ser un bizcocho jugoso pero le da un puntito muy rico.

Continuamos con la última de las preparaciones que es la crema. Aquí tengo que deciros que estoy feliz de haber dado con una crema realmente extraordinaria. Hasta ahora, había utilizado la típica buttercream a base de mantequilla y azúcar. No digo que no esté buena, de hecho es la que siempre he utilizado,  pero  a mí particularmente siempre me resultó un poco empalagosa ya que es muy dulce y lleva mucha proporción de mantequilla. Hasta que descubrí, a base de buscar y rebuscar, una crema que desde entonces ocupa uno los primeros puestos en mi ranking de preferencias en cuanto a cremas se refiere. Es maravillosa, suave al paladar, para nada mantecosa. Prodadla, en serio, os encantará. Os explico como se hace  y sobre todo tened en cuenta los consejos para que os salga de diez.

Desleímos la harina en la leche tibia, con varillas o con batidor, asegurándonos de que no queden grumos y la ponemos a calentar a fuego medio sin dejar de remover hasta que espese. Una vez haya espesado seguimos un minuto más para que la harina se cocine y no sepa a crudo. Aquí hay que darle rápido para que no se pegue al fondo. Vertemos en un recipiente y cubrimos con film a piel, es decir, bien pegado a la crema para que no se reseque la superficie. Ha de enfriar por completo a temperatura ambiente.  

Con una batidora de varillas eléctricas mezclamos la mantequilla junto con el azúcar a velocidad media-baja durante un par de minutos y seguidamente le añadimos la crema que habíamos reservado. Batimos un minuto más a la misma velocidad y ya la tenemos hecha. Sólo nos faltaría añadir la vainilla y mezclar.

Colocamos la primera capa de bizcocho en una base para tartas o en el plato donde la vayáis a presentar. Rellenamos de crema una manga pastelera con o sin boquilla, es indiferente en este caso y cubrimos con ella el bizcocho base de la tarta, colocamos la segunda capa y repetimos la operación hasta la tercera. Extendemos crema por la superficie y rellenamos los huecos que hubieran podido quedado sin cubrir.

Alisamos los laterales y la superficie con una  espátula. Os resultará más sencillo si utilizáis una base giratoria. No ha de quedar perfecta, por ello no hay que poner mucha crema por las paredes, recordad que tiene que tener un aspecto rústico.

Para finalizar le colocaremos unas frutas y unas flores que insertaremos en la tarta (los tallos de las flores los cubriremos con papel de aluminio previamente).

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NOTAS: 

*Cuando hagáis la crema, limitaros al tiempo de batido que os indico. Si os excedéis  se os cortará y vuelta a empezar. 

*La crema la  podéis preparar, al igual que el bizcocho y el almíbar, la víspera. Eso sí, antes de utilizarla debéis sacarla de la nevera con el tiempo suficiente para que se atempere ya que si la crema está demasiado fría no ligará bien con la mantequilla y azúcar y se os cortará. Si por el contrario la crema está caliente derretirá la mantequilla y será un desastre. Tenedlo en cuenta.

*Con esta crema tenéis un sinfín de posibilidades de sabores y colores (el de sabor a fresa es espectacular 😉 )

Cupcakes de chocolate y trufa 

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Pongo la mano en el fuego de que por mucho que queramos resistirnos, si nos ofrecen un cupcake de chocolate y trufa pocos serán los que digan que no. Y es que el chocolate, ese oscuro objeto de deseo, es tan tentador que la mayoría sucumbe a sus encantos. Tiene esas propiedades  mágicas que nos hacen sentir bien y con eso ya es más que suficiente para olvidarnos de los tópicos y darnos el gustazo de disfrutar de uno de los grandes placeres de la vida. 

Para hacer unos 30 mini cupcakes necesitamos: 

200 g mantequilla

200 g azúcar

160 g harina

40 g cacao puro en polvo

30 g almendra molida

1 cdta levadura química

1 cdta vainilla en pasta o líquida

4 huevos XL

Para la decoración:

1l nata vegetal

cacao puro en polvo

Para ver la preparación de estos mini cupcakes podéis consultar aquí

En cuanto a la cobertura, utilicé nata vegetal. Para quienes no la conozcáis tengo que deciros que  tiene muchas ventajas, entre ellas que nunca se corta ni se hace mantequilla por mucho que se  bata. Otra ventaja es que se mantiene siempre firme pese a que haga calor. Lo mejor de lo mejor es que no necesita conservación en frío y eso fue lo que me impulsó a utilizarla, ya que la mesa dulce iba a estar expuesta durante unas horas y no podía arriesgar a que se deteriorara. No voy  a negaros que el sabor es diferente al de la nata que utilizamos normalmente pero también es cierto que está muy logrado y siempre podéis añadirle saborizantes. Y desde ahora os digo que junto con el cacao puro que le añadí obtuve una trufa buenísima, nada que envidiar a la elaborada con la nata corriente, en serio, mucho más firme y con una textura muy sedosa y riquísima al paladar.  Os invito a que lo probéis, no os decepcionará. 

Así que comenzaremos a montarla. Debe de estar muy fría. En mitad del proceso añadiremos el cacao tamizado y terminaremos de montar.

 Rellenamos una manga pastelera con una boquilla de estrella abierta, en este caso la nº 1M Wilton. Para hacer la cobertura vamos a colocar la manga verticalmente sobre el cupcake, la presionamos y comenzamos a hacer un círculo desde el centro hacia fuera y subiendo hacia arriba.

Terminamos con una banderita hecha con cinta washi tape.

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NOTAS:

*La nata vegetal que os sobre podéis congelarla. También podéis congelarla montada, lo único que debéis hacer una vez descongelada es volver a montarla durante unos minutos.

*Antes de añadir azúcar a la nata comprobad el punto de dulzor porque suelen estar azucaradas. 

Merenguitos de violeta

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Qué puedo deciros de los merenguitos?  Ufff,  son tan…… como os los describiría?……tan ….efímeros!!  Sí,  esa es la palabra….. efímeros.  Una  vez  en  boca  desaparecen  al primer mordisco. Tienen una textura crujiente tan delicada y suave que no te puedes conformar sólo con uno. No son difíciles de hacer pero, como cualquier preparación, hay que tener en cuenta una serie de recomendaciones para que queden perfectos y hoy lo vamos a ver. Lo mejor de todo es que admiten cualquier tipo de sabor y color, incluso rellenos (tengo pendiente hacerlos). La forma va a depender de la boquilla que utilicemos.

Necesitamos: 

60 g claras de huevo a temperatura ambiente

120 g azúcar

unas gotas de zumo de limón

aroma de violeta

colorante en pasta color violeta

Para ver la preparación podéis consultar aquí.  La única diferencia que hay es que aquéllos son de menta y pétalo de rosa y los de hoy son de violeta. También cambia la forma por el tipo de boquilla utilizada. En este caso usé una boquilla de estrella abierta nº 1M Wilton.

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NOTAS: 

*Deciros que la humedad es la mayor enemiga del merengue, por tanto habría que evitar hacerlos en días lluviosos. El resultado serían unos merenguitos chiclosos y pegajosos, nada apetecibles.

*También hay que procurar que los utensilios y recipientes que utilicemos para su elaboración estén completamente secos y libres de cualquier resto de grasa.

*Una vez montado el merengue, rellenamos enseguida la manga pastelera y formamos los merenguitos para hornearlos inmediatamente. Han de secarse cuanto antes. Por eso tendremos la precaución de precalentar el horno con antelación.

*Una vez hechos los dejamos enfriar por completo dentro del horno apagado, no importa que estén varias horas. Lo que importa es que estén bien secos y fríos antes de guardarlos.

Animaros a hacerlos. Una vez que les has cogido el tranquillo se hacen como churros.

Y hasta aquí la entrada de hoy.   Hasta la próxima. Besos

Ali

 

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