Estoy segura de que cuando Patri vea esta entrada va a dar saltos de alegría, vamos…. como si lo viese….. no tengo ninguna duda 🙂 Ella es una flipada de los donuts y la verdad, perdí la cuenta de las veces que me insistió en que la publicara. Supongo que aburrida lo dejó por imposible. Pobreta mía! Pero como lo prometido es deuda, no le voy a hacer esperar más y hoy le voy a dedicar esta entrada con unos deliciosos e irresistibles donuts que están para chuparse los dedos, literalmente. Se la debía por ser tan persistente. Así que amiguita, me hice un poco de rogar…. lo sé…. pero aquí los tienes, esperando a ser devorados por tí 😉 Espero que te gusten.
Para 10 donuts necesitamos:
260 g harina
160 ml leche
2 yemas huevo
40 g mantequilla a temperatura ambiente
25 g levadura fresca
20 g azúcar
pizca de sal
1cdta esencia vainilla
4 vainas de cardamomo
aceite de girasol para freír
Para el glaseado:
150 g azúcar glass
4 cucharadas de leche
Lo primero que vamos a hacer será preparar la masa madre. Para ello separamos 100 ml de leche, 60 g de harina y 10 g de levadura. En un recipiente vertemos la leche tibia (nunca caliente porque anula la acción de la levadura), diluímos en ella la levadura desmenuzada y añadimos la harina. Mezclamos con unas varillas, tapamos con un trapo o film y dejamos levar durante media hora.
Tengo un secretillo «reposteril» que guardo como oro en paño y que hoy comparto con vosotros porque quiero que cuando hagáis estos donuts sintáis una felicidad completa al comprobar que su sabor es prácticamente idéntico al original. Se trata ni más ni menos que de aromatizar con vainas de cardamomo. A que no lo hubiérais dicho nunca? Yo tampoco, pero es así. Lo tenía anotado en mi libreta de apuntes y notas pero si os digo la verdad no recuerdo donde lo leí, fue hace mucho. Lo cierto es que el aroma y el sabor que les aporta es increíble, en serio.
Venga que continuamos. Vamos a infusionar la leche con las vainas de cardamomo, enteras sin retirar las semillas, para lo cual llevaremos la leche al fuego y justo en el momento de ebullición la retiramos, dejamos enfriar, colamos y desechamos el cardamomo.
Pasado el tiempo de levado de la masa madre (veréis que ha aumentado de volumen) comenzamos a hacer la masa de los donuts. Si tenéis una amasadora que haga el trabajo por vosotros mejor que mejor, eso que os ahorráis. De no ser así… pues no queda otra que darle al bíceps 😉 En un recipiente amplio disolvemos el resto de la levadura en la leche infusionada, añadimos el azúcar, la sal, la esencia de vainilla y el huevo entero. Vamos mezclando y agregando la harina en varias tandas. Cuando ya la tengamos toda incorporada añadimos la mantequilla troceada y comenzamos a amasar hasta que consigamos una masa elástica, más o menos entre 15 y 20 minutos si lo hacemos a mano ó 10 minutos si utilizamos amasadora. La masa resultante tiene que ser blandita pero no pegajosa. Si aún así se nos pega un poco a las manos podemos untárnoslas ligeramente con aceite para trabajar mejor la masa. Pero no añadiremos más harina de la que os he indicado pues cuanto más agreguemos menos esponjosos quedarán después. Hacemos una bola con la masa y la dejamos levar tapada con un trapo en un bol grande previamente engrasado y fuera de corrientes de aire durante unas 2 horas.
Este es el aspecto que tiene una vez transcurrido ese tiempo.
Enharinamos la superficie de trabajo y con ayuda de un rodillo estiramos la masa hasta que alcance un grosor de 1 cm aprox. Ahora con un cortador de donuts o con dos cortapastas redondos (uno más grande que otro) cortamos los donuts y los vamos dejando sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal, dejando un espacio entre ellos de 3 cm más o menos para evitar que se junten al crecer.
Los dejamos levar durante 30 minutos dentro del horno apagado. Vamos a intentar aprovechar al máximo la masa pero será inevitable que queden recortes. Los podemos aprovechar siguiendo este orden: amasar, dejar reposar unos 15 minutos, estirar y cortar de nuevo más piezas. Si estiramos la masa sin haberla dejado reposar ésta se encojerá y no podremos darles la forma. Por ello, importante, dejar reposar.
Una vez que haya pasado el tiempo del último levado y veamos que se han puesto más gorditos, toca freírlos. Otra opción sería hornearlos pero yo todavía no he probado de hacerlo así y no puedo deciros como quedan.
El momento fritura es clave. En un cazo hondo calentamos abundante aceite para que floten cuando los echemos. Lo usaremos de girasol porque es más suave y no altera el sabor. La temperatura ideal del aceite debe ser de 180ºC ya que si ésta es menor tardarán en hacerse y absorberán aceite. Si la temperatura es mayor posiblemente se nos quemarán por fuera y quedarán crudos por dentro. Así que lo mejor es utilizar un termómetro de cocina para intentar mantener todo el tiempo la misma temperatura y sinó, pues hacerlo un poquito a ojo, bajando o subiendo el fuego según veamos.
En cualquiera de los dos casos estaremos atentos para no pasarnos y en cuanto veamos que adquieren un bonito color dorado los retiramos a un papel absorbente y seguidamente los pasamos a una rejilla a templar.
Y ya sólo falta el glaseado. Para prepararlo vamos a mezclar en un bol el azúcar glass con las cucharadas de leche y removemos con varillas para deshacer los posibles grumitos del azúcar. Preparamos una rejilla y bajo ésta colocamos una hoja de papel vegetal o bandeja y así no pringamos nada. Introducimos los donuts de uno en uno en el glaseado, los bañamos por ambos lados y los pasamos a la rejilla para que escurran. No es necesario esperar a que los donuts estén completamente fríos.
Y ya por fin los tenemos listos!! Cuando el glaseado se seque va a adquirir ese aspecto tan particular que toman los donuts, como si fuera escarchado.
A mí también me encantan los donuts y como no me he podido resistir por más tiempo y le he dado un bocado a uno. Ahí…. sin remordimientos, jejej…. Mirar que miga tan esponjosa.
Mmmmmm….. mi reino por un donut!!!!!
Como cualquier pieza de bollería cuando antes se consuman mejor pues con el paso de las horas no van a estar tan tiernos y esponjosos. Y de un día para otro…. qué queréis que os diga…. para mojarlos en leche bien, pero no más.
Hasta aquí la entrada de hoy. La compañía es muy grata….. pero yo me voy a lo mío, que me he dejado el donut a medias 😉
Que lo disfrutéis. Besos
Ali