Hoy es un día para celebrar. Por fin dejamos atrás el 2020!!! Un año que nos ha traído de cabeza a todos. Y es que, quién iban a imaginar que después de haber celebrado con entusiasmo la entrada del Nuevo Año, tomando las uvas y como no… brindando como siempre lo habíamos hecho, con todas las ilusiones puestas en nuevos proyectos y propósitos…. saturando los móviles con mensajes de buenos deseos para familiares y amigos…. al poco nos íbamos a encontrar con una realidad totalmente distinta que nos rompería todos los esquemas? Tremenda bofetada la que recibimos! Y hemos de reconocer que en un principio la mayoría creíamos que se estaba creando demasiada alarma sobre el tema y que en cuatro días se solucionaba. Incluso había quien bromeaba cuando alguien tosía aludiendo a que se trataba de corona. Pues posiblemente era así, pero por aquel entonces lo achacábamos a una gripe. Hasta que nos dimos cuenta de que la cosa no pintaba nada bien y pronto llegaron los confinamientos, la protección con mascarilla, la paralización de muchos sectores, la distancia social….. que os voy a contar que no sepáis. Pocos han sido lo que se han librado de sus consecuencias,  bien en salud o en trabajo ha dejado huella. 

Pero fijaros qué acertado es aquello de que después de la tormenta sale el sol, porque por fin empezamos a ver un poquiiito la luz al final del túnel con la llegada de la ansiada vacuna. Y aunque aún falta camino por recorrer, esto nos ha tranquilizado un poco y ha devuelto la esperanza a mucha gente que había comenzado a perderla. Desde luego que su fabricación ha sido todo un récord, qué presión para esos científicos xD!!! No quisiera ponerme en su pellejo, saber que está en tus manos la solución es cuando menos angustioso.

Por eso creo que este año deberíamos brindar por el Año Nuevo con más ganas que nunca, con la ilusión de volver a retomar nuestras vidas y vivirlas como antes, pero ahora con un plus añadido: las enseñanzas que todo esto nos ha traído y que no deberían ser en vano. Y desde luego pedir que  esta pesadilla quede para los anales de la historia. 

Y para rizar el rizo, un postre rico no le vendría mal a este brindis. Por eso hoy os traigo unos petisú con cobertura craquelín muy crujiente y rellenos de frosting de queso crema. Son un guiño a la famosa tarta Red Velvet. Los petisú también son conocidos como petit choux, profiteroles, lionesas, eclairs….. según sean en forma  de bolas, alargados, a modo de rosco….  Se elaboran con masa choux y son muy versátiles ya que admiten rellenos tanto dulces como salados, incorporando a la masa una cucharadita de azúcar o de sal, según sea el caso. Yo esta vez no le he añadido al llevarlo ya el craquelín que los recubre.  Este tipo de pastelitos al cocinarse quedan huecos por dentro y eso hace que sean ligeros y nada pesados. En esta ocasión los vamos a hacer en forma de bolas con una cobertura agrietada que le aporta un crujiente espectacular en cada bocado. Os cuento como hacerlo. Mirar, necesitamos:

Para los petisú (para unas 20 unidades):

65 ml agua

65 ml leche entera

55 g mantequilla

75 g harina

2 huevos XL

Para el craquelín:

40 g mantequilla a temperatura ambiente

50 g azúcar

45 g harina 

4 g cacao puro en polvo

1 cda azúcar

una pizca de colorante en pasta rojo intenso 

Para el frosting:

75 g mantequilla

125 g azúcar glass

200 g queso de untar

Lo primero que haremos será preparar el craquelín ya que ha de ir al congelador hasta el momento de hornear.  Para ello, en un recipiente vamos a mezclar la mantequilla  junto con el azúcar hasta conseguir una pasta homogénea y suave. Añadimos la harina, el cacao y el colorante que añadiremos poco a poco hasta conseguir el color deseado, en este caso un tono agranatado. Mezclamos bien y formamos una bola. Colocamos la masa entre dos hojas de papel vegetal y estiramos hasta dejarla de un grosor de unos 3 mm. Con un corta pastas redondo de 4 cm de diámetro aprox. cortamos unos discos. Yo he utilizado la parte trasera de una boquilla. Llevamos al congelador hasta el momento de utilizarlos.

A continuación prepararemos el frosting de queso crema. Para ello vamos a tamizar el azúcar glass para deshacer los grumitos que pueda contener.  No vale utilizar azúcar normal y molerla en molinillo porque nunca quedará tan fina y se notará al comer, queremos que tenga una textura sedosa en boca. A continuación con unas varillas (mejor si son eléctricas) batimos la mantequilla a temperatura ambiente junto con el azúcar durante unos 5 minutos o hasta que veamos que blanquea y se esponja. A continuación añadimos el queso crema que ha de estar muy frío y  con batimos un par de minutos hasta que se haya integrado. Procurad no excederos en el batido de la mezcla ya que el queso se calienta y se puede cortar. Así que cuando veáis que se han unido y tiene consistencia paráis. Reservamos en la nevera hasta el momento de usar. 

Llega el turno de los petisú. Cómo me gusta esta palabra! Dicha así con la boquita de piñón….. petisú….. Suena un poco cursi pero a mí me mola  😉

Bien, por un lado tamizamos la harina. En un cazo a fuego medio, ponemos el agua, la leche y la mantequilla. Calentamos hasta que la mantequilla se derrita y la mezcla rompa a hervir. En este momento  añadimos de golpe la harina y removemos enérgicamente con una cuchara de madera hasta que se incorpore completamente. Bajamos el fuego y continuamos removiendo hasta que la masa se separe de las paredes y del fondo del cazo. Con este proceso lo que conseguimos es escaldar la masa y al mismo tiempo secarla para que no esté tan húmeda.

Retiramos del fuego y dejamos enfriar ya que hemos de ir añadiendo los huevos  y no queremos que se cuajen. Una vez la masa ha enfriado un poco añadimos el primer huevo.

Removemos hasta que se haya integrado por completo. En un principio veréis que la masa se divide en muchas partes pero con el mezclado continuado se va a ir ligando de nuevo. Será el momento de añadir el segundo huevo y repetir la operación. Este proceso lo podemos hacer a mano con una cuchara de madera o en mezcladora con el accesorio de pala. Hemos de lograr una masa lisa y homogénea y eso lo podemos comprobar si al levantar masa con la cuchara ésta cae en forma de cinta sin romperse. Estará perfecta para usar.

Preparamos una bandeja de horno con papel vegetal o un tapete de silicona y precalentamos el horno a 175ºC con calor arriba y abajo. Introducimos la masa en una manga pastelera con boquilla redonda y lisa de unos 8 mm diámetro.  Formamos bolas con la masa, dejando separación entre ellas porque crecen bastante.

Sacamos los discos de masa craquelín del congelador y los colocamos sobre las bolas de masa choux, presionando suavemente para que queden pegados.

Horneamos durante unos 30 minutos a 175ºC, bajamos la temperatura a 150ºC y dejamos ahí otros 15 minutos para que se sequen bien. Apagamos y dejamos dentro otros 5 minutos. Durante el horneado el craquelín se va a ir acoplando a la masa formándose ese agrietado tan bonito. Retiramos y traspasamos a una rejilla para enfriar.

Con un cuchillo de sierra y con muuuucha delicadeza cortamos el copete de los petisú. Llenamos una manga pastelera con el frosting de queso. Yo he utilizado una boquilla de estrella abierta pero podéis usar la que queráis o incluso sin boquilla. Rellenamos los petisú  y colocamos el copete encima a modo de tapa. Llevaremos a la nevera hasta el momento de consumir.

Estos pastelitos son ideales para rellenar al ser huecos por dentro. Y son perfectos para tomar de postre después de una comida copiosa, que ya sabéis que estos días es lo que tienen…. que siempre nos excedemos un poco… 😉

Espero que hayáis tenido buena entrada de año y desde este otro lado de la pantalla os deseo de corazón que el 2021 venga cargadito de cosas buenas.

Que seáis felices. Besos

Ali