Roscón de Reyes de mazapán

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Se podría decir que las fiestas de Navidad culminan con la celebración del día de Reyes. Ese día tan esperado por pequeños y no tan pequeños, porque si algo compartimos esa mañana es la ilusión de abrir aunque sólo sea un paquete verdad? Es una tradición que hemos vivido desde niños y que espero perdure por los siglos de los siglos…… amén  🙂 Decimos que los peques madrugan pero os puedo asegurar que yo, en cuanto abro el ojo, ya no puedo contener la emoción y sale la niña que hay en mí. Con deciros que como el resto de los de casa siga durmiendo, ya me veis haciendo ruiditos así, como el que no quiere la cosa, para que vayan despertando. Lo siento mucho, pero es lo que hay. Mejor será que te despierten para abrir regalos que para ir a cavar una zanja… no!! jejejjj.

Y es que la ilusión es una de las cosas que no deberíamos perder nunca. Mirad, hay una frase que aparece en el libro El Principito que dice “Todas las personas mayores fueron al principio niños aunque pocas de ellas lo recuerdan.”  Pues es una pena, porque la única manera de comprenderlos es empatizando con ellos por muy diferente que sea la infancia que se haya tenido. Y no es necesario colmarlos de regalos, no hablo de eso, además pienso que es contraproducente. Hablo de intentar crear un ambiente de magia siguiendo el ritual de escribir la carta a SSMM, entregarla al paje, ir a ver la cabalgata… (complicado este año…. 😦 ) Y esa noche incentivarlos para decorar el salón por ejemplo con globos inflados, dejar los vasitos de leche y dulces para los Reyes así como agua para los camellos. Sin olvidarnos de dejar todas las zapatillas bajo el árbol o junto al belén antes de irnos prontito a dormir. Y es que pienso que toda esa pasión que les transmitimos con los preparativos va a hacer que su ilusión sea mucho mayor que el simple hecho de recibir infinidad de regalos.

La ilusión forma parte de nosotros, es un sentimiento que deberíamos mantener porque si nos paramos a pensar,  sin ella la vida se reduce a un montón de monotonías y flaquezas, no os parece?   Ya me salió la vena psicológica otra vez 🙂

Y como no puede haber día de Reyes sin roscón, aquí os traigo el clásico de mazapán. A mí es el que más me gusta y por eso quiero compartirlo con vosotros. Os cuento como hacerlo. 

Para el preferemento:

25 g harina de fuerza

15 ml leche tibia

5 g azúcar

3 g levadura fresca de panadero

Para la masa del roscón:

250 g harina de fuerza

prefermento

20 g levadura fresca de panadero

20 ml leche tibia

20 ml de ron añejo

2 huevos “M”

50 g azúcar

50 g manteca + otros 20 g para untar el interior

3 cdas agua azahar

pizca de sal

ralladura de naranja y de limón

1 cdta de miel

Para el mazapán:

125 g azúcar

125 g almendra molida cruda

1 clara de huevo

Para la cobertura:

huevo batido 

azúcar perlado

naranja confitada

Comenzamos preparando el prefermento unas 6 horas antes o la víspera.  Para ello, en un recipiente amplio vamos a diluir la levadura fresca en la leche templada (nunca caliente porque anula la función de la levadura), añadimos el azúcar y la harina. Amasamos y formamos una masa que vamos a dejar en un recipiente previamente engrasado. Cubrimos con un trapo y dejamos levar durante toda la noche, en lugar cálido alejado de corrientes de aire, por ejemplo dentro del horno apagado. El día anterior también vamos a dejar preparado el mazapán. Para ello mezclaremos el azúcar con la almendra y la clara de huevo hasta integrarlos, pero sin amasar demasiado para evitar que la almendra suelte su aceite.  Formamos un rulo, envolvemos en film y llevamos a la nevera. 

Al día siguiente preparamos los ingredientes y comenzamos a preparar nuestro delicioso roscón de reyes. Para ello vamos a echar en un recipiente amplio o en el cuenco de la amasadora el prefermento, la levadura diluída en leche tibia, la harina tamizada y el resto de ingredientes salvo la manteca. Amasamos durante unos 10 minutos y  es entonces cuando le añadimos  los 50 g de manteca  reservando el resto para después. Amasamos hasta conseguir una masa lisa y elástica.

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Hacemos una bola que dejaremos reposar en un cuenco ligeramente engrasado, preferiblemente con aceite vegetal que no deja sabor y cubrimos con un paño. Dejamos levar 1 y 1/2 h aprox. o  hasta que doble su volumen.

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Una vez que ha levado, desgasificamos la masa con los nudillos de la mano y volcamos sobre la mesa de trabajo previamente engrasada. La amasamos un minuto más, le damos de nuevo forma de bola y dejamos reposar en la mesa unos 10 minutos más, cubierta con el paño, para que se relaje un poquito y nos sea más fácil estirarla sin que se encoja.

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Con ayuda de un rodillo estiramos la masa dándole forma rectangular y con las manos untamos la manteca por toda la masa.

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Retiramos el rulo de mazapán del frigo, lo colocamos longitudinalmente en uno de los extremos de la masa y comenzamos a enrollarlo. El rulo de mazapán deberá ser igual de largo que la masa.

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Una vez enrollado lo estiramos un poco tirando de cada extremo para finalmente unirlos formando una rosca. La pasaremos a la bandeja de horno forrada con papel vegetal, lo aplanamos un poco con los dedos  y con un cuchillo afilado hacemos unos cortes profundos en la superficie hasta llegar al mazapán. De esta manera una vez horneado queda más bonito porque se puede ver el interior de mazapán.

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Y lo vamos a dejar levando nuevamente durante 2 h más y en el mismo lugar que la vez anterior, es decir, dentro del horno apagado. Yo, en este punto ya no lo cubro con ningún paño.

Pero como me imagino que estáis deseando hornear (yo la primera….) y dado que, como es sabido por todos, la naturaleza nos ha hecho impacientes y eso es algo de nuestra conducta difícil de cambiar, por lo menos en mi caso, aunque voy haciendo mis progresos…. jejeje….. podemos acelerar el proceso precalentando el horno 28-30ºC y apagarlo para introducir la bandeja. Nos vamos a ahorrar casi la mitad del tiempo de espera. Y podemos aplicarlo para los dos levados e incluso para el prefermento si se nos hubiera pasado por alto dejarlo preparado la noche anterior. Aunque yo en cuanto al prefermento soy más radical,  prefiero que haga su proceso lentamente porque se va enriquecer y eso después le va  aportar un sabor muy rico al roscón. Así que si os pasa como a mí que tengo la memoria justa para pasar el día os sugiero que os pongáis un aviso en el móvil para que no se os olvide 🙂

Tanto si hacéis esa pequeña trampa como si no, una vez ha pasado el tiempo lo que toca es hornear. Batimos un huevo con las dos cucharadas de leche y pincelamos el roscón procurando no pincharlo para que no se desinfle. Lo mejor es utilizar un pincel de silicona. En los trozos donde no haya corte, decoramos con la naranja confitada y esparcimos el azúcar perlado por todo el roscón. También podemos ponerle almendra laminada, guindas….. cada cual que lo decore a su gusto.

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En cuanto a la naranja confitada podemos comprarla ya hecha porque es más cómodo o, si os apetece, prepararla el día anterior tal y como os cuento aquí. Y respecto al azúcar perlado, hay veces que cuesta encontrarlo salvo que lo compremos vía online como hice yo. Pero tenemos la alternativa de humedecer  azúcar corriente con agua de azahar. Cualquiera de los dos le irá bien, es indiferente,  pero lo no debemos hacer nunca es poner el azúcar seca sobre el roscón porque se va a derretir con la temperatura del horno y acabará quemándose, okis? Hablando de quemar, un truco para que no se os queme la almendra si es que le vais a poner,  es dejarla remojando en agua un rato. Después la secamos con papel de cocina y esparcimos por el roscón. Mano de santo, os lo aseguro.

Ah, otra cosita que os quería comentar antes de nada:  tan erróneo es quedarse corto con el levado como pasarse. Y os explico, si nos quedamos cortos no damos tiempo a la harina a que absorba bien los líquidos y se hidrate en su totalidad, lo cual a la hora de hornearse no lo hará de manera uniforme y el resultado será un roscón duro. Si nos excedemos bastante en el levado lo único que vamos a conseguir es que se infle demasiado y pierda la estructura del gluten,  formándose una miga hueca que al enfriarse se deshinchará quedando apelmazada como un mazacote. Con lo que si no podéis hornear cuando es el momento, lo mejor el llevar el roscón a la nevera y  siempre cubierto por ejemplo con la tapa del micro o dentro de una tartera.  Con el frío se va cortar el proceso del levado y no tendremos que preocuparnos. Cuando ya lo vayamos a hornear recordad que debe atemperarse por lo menos una hora o más fuera de la nevera en lugar cálido. Después lo pincelamos con huevo, decoramos y horneamos. Y esto es precisamente lo que he hecho yo.

Dicho todo esto, precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo, colocamos la bandeja en el nivel medio y horneamos durante 20’ aprox. Si veis que alguna parte se dora demasiado la tapáis con un trocito de papel de aluminio. Cuando ya esté hecho, retiramos y traspasamos a una rejilla para enfriar.

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Y ya lo tenemos listo para devorar, porque eso es lo que voy a hacer yo….. devorarlo. Además con un chocolate a la taza de esos que están para chuparse los dedos. 

Os invitaría a un trocito pero es que ya le hemos metido mano y al paso que vamos…. no creo que dure mucho. Es lo que tiene, está tan rico!!!  Y desde luego cuando mejor está  es recién hecho.

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Si sobra algún trozo, cosa que es improbable por lo menos en mi casa, lo mejor es envolverlo en film para que no se reseque.

Que lo disfrutéis y que paséis un feliz Día de Reyes.  

Hasta la próxima. Besos

Ali

 

 

 

 

 

 

 

 

2 comentarios sobre “Roscón de Reyes de mazapán

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