
Si hay algo que tengo pendiente de hacer en esta vida es el Camino de Santiago. Tengo conocidos que lo han hecho y todos ellos coinciden en que es de las mejores experiencias que han vivido, en todos los sentidos: desde la superación personal, conexión con la naturaleza, espiritualidad…. hasta la más básica que es la de aprender a vivir durante esos días con las pocas pertenencias que llevas en tu mochila. Estefanía, compañera de curro me contaba, con la emoción que solo puede sentir quien lo ha vivido, que durante el camino se agudizan los cinco sentidos: el oído, al escuchar el ruido de los pasos y los bastones de los peregrinos y que al final se convierten en una melodía; la vista, pues a medida que avanzas puedes ver paisajes muy cambiantes y de colores intensos; el gusto, partiendo de que la gastronomía es buena, cualquier alimento que te lleves a la boca esos días es gloria pura, lo saboreas de otra manera; el tacto, al percibir la niebla en la cara o el calor abrasante del sol; y por último el olfato, el olor a campo, a hierba húmeda en la madrugada y, como no…. también a excrementos de vaca, que todo hay que decirlo, ejejj… Me contaba que el Camino no es todo de rosas y que hay momentos durillos, con cuestas empinadas infinitas, caminos tortuosos…… con mochila a la espalda, cansancio acumulado y los pies destrozados, pero es ahí donde está la decisión de uno mismo de abandonar o, al contrario, de sortear los obstáculos y seguir avanzando hasta lograr el objetivo. Lo comparaba con la vida misma, el luchar por lo que quieres. No me extraña que, cuando los peregrinos llegan por fin a la Plaza del Obradoiro no puedan evitar derrumbarse de la emoción. Me contó taaaaantas cosas que conforme la estaba escuchando se me iba erizando el vello. Es una experiencia a todos los niveles y yo quiero vivirla, no sé cuándo, pero tengo claro que quiero hacerlo.
Siendo que hoy es la festividad de Santiago, esta tarta no podía faltar en el blog. Es una tarta fácil de hacer y también de recordar. Solo lleva tres ingredientes: almendra, huevos y azúcar. Nada más. Ni harina, ni levadura, ni mantequilla.… Sin embargo hay quien le añade canela en polvo, ralladura de naranja o incluso licor tipo orujo de hierbas o brandy para aromatizar. Yo el único extra que le añado es ralladura de limón pero no descarto hacerla otro día con un toquecito de licor que seguramente será un amaretto que creo que le puede venir muy bien.
Es una tarta realmente sencilla, ideal para principiantes. El único trabajo que hemos de hacer es mezclar ingredientes, verter en el molde y llevar al horno. Con ella vais a triunfar siempre, os lo garantizo. Esta tarta no tiene que quedar alta, sino planita por lo que, para las cantidades que os indico, un molde de unos 25 cm de diámetro nos vendrá perfecto.
Mirad, os cuento como hacerla:
Ingredientes:
250 g de almendra molida
250 g azúcar
5 huevos «M»
ralladura de limón
azúcar glass para decorar
Precalentamos el horno a 170ºC calor arriba y abajo.
Previamente, vamos a dejar preparado el molde, engrasándolo ligeramente con mantequilla y colocamos un disco de papel vegetal en la base. Espolvoreamos con un poco de harina las paredes y retiramos el sobrante.
En un cuenco amplio y con ayuda de unas varillas de mano batimos los huevos con el azúcar y la ralladura de limón. A continuación añadimos la almendra y mezclamos. Y ya tenemos la masa hecha, así de sencillo.

Vertemos la masa en el molde y alisamos la superficie con una espátula. Introducimos en el horno, concretamente en la segunda rejilla comenzando por abajo y horneamos durante unos 30´ aprox. dependiendo de cada horno. Podemos comprobar la cocción introduciendo un palillo en el centro y, si sale limpio, retiramos del horno enseguida para que no se recueza. Si le falta un pelín la dejamos unos minutos más. Sobre todo que esté cocinada pero sin pasarnos de horneado o quedará seca. Dejamos reposar unos diez minutos y desmoldamos.

Previo a decorar con azúcar glass, hemos de esperar a que esté fría por completo o de lo contrario absorberá el azúcar. La plantilla de la Cruz de Santiago la podemos descargar de internet, imprimir y recortar. Una vez que la tarta ha enfriado colocamos la plantilla en el centro de la tarta.

Espolvoreamos el azúcar glass a través de un colador a golpecitos. Retiramos la plantilla con mucho cuidado para que no caiga el azúcar que cayó sobre ésta y que podría emborronar el dibujo. Si en ese momento no tenemos la plantilla a mano, cubrimos toda la tarta con el azúcar glass y chimpún, pero ese azuquítar que no falte, que le da un punto muy rico.

Es una tarta que no necesita conservación en frío pero, si la la vais a dejar en nevera, recomiendo sacarla como mínimo 1 hora antes de tomarla, a temperatura ambiente es como más rica está. Es típico acompañarla con una copita de vino dulce tipo Pedro Ximenez, Moscatel…
Siendo que el ingrediente principal es la almendra, lo ideal es utilizar una de buena calidad. Podemos comprarla cruda entera y triturarla en un molinillo potente pero siempre resultará más práctico comprarla ya molida pero si puede ser de variedad Marcona mucho mejor.

Pues esto ha sido todo. Espero que la disfrutéis y que os guste tanto como a mí.
Hasta la próxima.
Ali
Hola Ali, que apropiada la receta para celebrar el dia del Apóstol. ,👏👏👏👏Me ha sorprendido los pocos ingredientes y lo aparetentemente fácil que es la elaboración… tú le pones mucho amor y dedicacíón a tus postres y de ahí que te salgan delicias. Tiene una pintaza que no veas… Ya te contaré que tal me ha ido porque en cuanto pueda, la haré.
Con respecto al Camino de Santiago tengo a un amigo experto en él, ha hecho de hostalero y es un constante peregrino (hace tramos 2 ó 3 veces al año) que se nutre de cada paso, de sonrisas entre peregrinos, se crea un ambiente de congregación y hermandad inolvidable y sobre todo te encuentras a ti mismo. Yo también tengo que ir al menos a hacer un tramo y abrazar al Apóstol.
Parafraseando a Machado te digo: «caminante no hay camino, se hace camino al andar…» y si es con un trocico de tarta más dulce será la andadura.
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Muchas gracias Ana por tus palabras. Y tanto que la has de hacer, ya has visto lo sencilla que es y además con ingredientes de andar por casa. En menos de 1 h la tienes lista y siempre quedarás bien con esta tarta. Recomiendo tomarla con una copita de Pedro Ximenez 😉
Y sí, el Camino tarde o temprano lo haré. Quiero vivir todas esas sensaciones y ese ambiente de congregación y hermandad que tú dices y en el que además se aprende a valorar las cosas.
«…..Al andar se hace el camino,
y al volver la vista atrás
se ve la senda que nunca
se ha de volver a pisar»
Un abrazo enorme corazón. Hasta pronto
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