A estas alturas del año y con esta nueva ola de calor de la que no nos salva ni Batman, yo ya voy a ralentí y con la luz de reserva encendida. Y además tengo la sensación de que el tiempo pasa muuuuy lento y con las ganas de vacaciones que tengo……  Dioooos….. se me está haciendo una eternidad. Es que las necesito como el repirar. Y luego, no sé si os pasa como a mí, que durante el año dices:  cuando coja vacaciones haré esto y lo otro… iré a visitar estos lugares…. terminaré aquello que dejé pendiente el año pasado… es decir, que haces infinidad de planes que luego la mitad se quedan ahí, pero… y la ilusión de hacerlos? Yo, la verdad es que, a no ser que tenga alguna reserva hecha, voy disfrutando los días según venga la cosa. Que nos apetece hacer una escapada…… pues venga; que me apetece echarme una siestecita a la sombra…. pues me la echo; que hay comida familiar….. pues genial, me encantan las comidas familiares; que hay ganas de caminar o coger la bici….. pues a hacer ejercicio y así compensamos los excesos;  que organizamos una masterclass de respostería entre amigas…. pues venga, todas a hacer galletas….  es decir, lo que surja. Si será por actividades….  Mirad, cuando era niña me divertía a lo grande preparando limonada fresquita con las amigas para luego venderla a todo aquel que pasaba por delante del puesto que teníamos montado con una mesa de camping. Eyyyy…. poca broma, que no dábamos abasto. Era todo un clásico, como también lo era el  hacer pulseras y collares con pasta de sopa. Pues bien, esa misma limonada podemos tomarla con hielo muy muy picado en plan granizado  o, como en este caso,  en formato polo. Tan solo necesitamos hacernos con una polera,  unas paletinas y esperar a que se congelen.  Os cuento que el secreto para que los polos no resulten ser un bloque de hielo y podamos darles algún mordisquito sin dejarnos los piños, está en utilizar ingredientes que reduzcan el punto de congelación, de manera que al comerlos estén suavecitos. El más común de ellos es el almíbar y es el que vamos a utilizar hoy, pero también podemos usar azúcar invertido, miel, gelatinas….. incluso alcohol (de beber se entiende) pero éste en poca cantidad porque si nos pasamos es posible que ni siquiera lleguen a congelarse. Estos polos son tan sumamente refrescantes que ya os digo yo que es difícil no tomarlos todos de una atacada. Os cuento cómo hacerlos.

Para 4 polos necesitamos: 

*250 ml zumo de limón 

*200 ml almíbar simple que haremos con 250 ml agua + 250 g azúcar+ piel de 1 limón

*rodajas de limón (opcional)

Comenzamos preparando el almíbar. Para ello, vamos a poner el agua y el azúcar en un cazo al fuego y dejamos que hierva un par de minutos. Retiramos añadimos la piel de un limón (sin la parte blanca porque amarga) y dejamos infusionar hasta que enfríe.  A continuación exprimimos los limones hasta alcanzar los 250 ml de zumo colado.

En una jarra mezclamos el zumo colado con los 200 ml de almíbar simple (sin la piel del limón) y removemos con unas varillas. El poco almíbar que nos sobre lo guardamos en un frasco de cristal en la nevera para otra ocasión. Yo en verano procuro tener siempre en el frigo para hacer sorbetes. Es un recurso muy cómodo y que se prepara en un plis-plas.

Vertemos la mezcla en las cavidades de la polera, introducimos ½ rodaja de limón (opcional) y llevamos al congelador durante 1 hora. 

Pasado ese tiempo habrán comenzado a endurecer y será el momento de clavar las paletinas para que se queden de pie. Llevamos de nuevo  al congelador durante unas 12 horas. Para sacarlos de la polera, ya sabéis, la pasáis por el grifo de agua unos segundos, tiráis de la paletina y saldrán con facilidad. 

El punto de dulzor/acidez es cuestión de gustos. Para mí, con las cantidades que os indico quedan compensados, pero si os gustan más ácidos podéis añadir un pelín menos de almíbar, siempre teniendo en cuenta que, a menos almíbar-menos suavidad. 

Que los disfrutéis. 

Ali