Con motivo de la celebración de la Festividad de Quintos he elaborado varias tartas y entre ellas la que voy a mostraros hoy a la que he dedicado especial atención en su elaboración.
Antes de nada, para los que no conocéis la fiesta de la que os hablo, os cuento que a principios de febrero se celebran, en mi pueblo, “Los Quintos”. Es una fiesta de tradición que se ha mantenido en el tiempo pese a que ya no existe el servicio militar obligatorio y en la que los mozos que en aquel tiempo debían incorporarse a filas, lo anunciaban tocando las campanas de la iglesia y recorriendo las casas de los vecinos al son de los tambores para recoger lo que buenamente les ofrecían, ya fuera en monedas o en viandas. En la actualidad éstas se han ido modernizando elaborándose empanadas y tartas que normalmente les hacen los más allegados y que luego se comparten entre todos los asistentes en las tardes-noches de baile. Es fácil reunir 300 tartas entre todos los quintos. Os parecerá exagerado pero no lo es. Es una fiesta que dura cuatro días y que los chavales ansían pues son los protagonistas.
La tarta que hoy os traigo la he hecho para una persona muy especial, mi hijo. Y dado que es un apasionado del snowboard, he querido personalizarla. He de deciros que le encantó.
Las figuritas que la adornan las hice con fondant unos días antes para que se secaran.
Para elaborarla he horneado varios bizcochos que he superpuesto para moldear la montaña.
Seguidamente entre capa y capa he rellenado con buttercream de fresa. Para hacerla he batido, durante cinco minutos y con varillas eléctricas, mantequilla a temperatura ambiente junto con azúcar glass a partes iguales y he añadido una cucharada de sirope de fresa.
Después la he rebozado con ganache de chocolate. Ésta se hace calentando nata y, justo en el momento de hervir, se vuelca sobre la misma cantidad de chocolate troceado, en este caso negro al 70%. Se deja reposar un par de minutos y seguidamente se bate con varillas a mano hasta que queden totalmente integrados. Ha de enfriarse antes de su uso. La textura debe de ser parecida a la «nocilla».
A continuación con ayuda de un rodillo he estirado el fondant y lo he colocado sobre la tarta, adaptándolo con las manos. Y finalmente he colocado las figuritas.
Una muestra del corte.
Había visto la tarta en foto pero me quede alucinada cuando la vi a tamaño real. Una pasada….No podía ser de otra manera porque sabiendo como las haces……Una verdadera artista de verdad.
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Muchas gracias amiga. Un abrazo fortísimo
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Espectacular!!! Es preciosa, yo he tenido el placer de verla en directo y probarla es una pasada por fuera y por dentro y estaba riquisima. Muchas felicidades a la mami por ese trabajo. Viva los quintos!!!!
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Gracias Judith. Me alegro de que te gustase. La hice con mucho mimo. Un besazo guapísima. Y viva los quintos, sí señor!!!
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