Si estáis buscando un bizcocho jugoso, tierno y rico no dejéis de probar éste. Y si a más a más le añadís, como en este caso, unas frambuesas ya ni os cuento, la combinación es riquísima, como podría serlo con cualquier otra fruta bien sea arándanos, moras, fresas, peras, ciruelas…. Y es que en ocasiones nos complicamos la vida intentando hacer el bizcocho más laborioso pensando que el resultado va a ser espectacular, que no digo que no, pero sí es cierto que la mayoría de las veces lo más sencillo es lo mejor. Y lo digo por experiencia pues me he llevado verdaderas sorpresas con algunos bizcochos que prometían ser lo más y luego el resultado ha dejado mucho que desear. Es cuestión de ir probando hasta dar con la receta que nos gusta, si es necesario modificando cantidades de los ingredientes o añadiendo alguno nuevo. Os invito a que lo probéis y veréis que no os engaño.
Vamos a necesitar:
200 ml nata 35% materia grasa
160 g azúcar
3 huevos “L”
30 g almendra molida
170 g harina
10 g levadura
frambuesas
ralladura de limón
Precalentamos el horno a 175ºC con calor arriba y abajo.
Batimos los huevos con el azúcar hasta que doblen su volumen, añadimos la nata y mezclamos. Tamizamos la harina junto con la levadura y la agregamos a los huevos mezclando con varillas a mano. Finalmente incorporamos la almendra molida y la mitad de las frambuesas troceadas, reservando el resto para añadir al final. No os he indicado la cantidad para que cada cual ponga las que considere.
Vertemos la masa en los huecos del molde de mini magdalenas hasta cubrir las 3/4 partes y esparcimos por encima las frambuesas que habíamos reservado.
Colocamos el molde en la rejilla central del horno y horneamos durante 12 ó 15 minutos aprox. No los dejaremos más tiempo para evitar que se hagan de más y queden secos. Una vez cocinados los traspasamos a una rejilla a enfriar. Para terminar los espolvoreamos con azúcar glass.
Recién hechos están para morirse, en serio.
La masa de estos bizcochos no es muy dulce por lo que si queréis podéis añadirle más azúcar a la masa. Aunque para mí así están en su justo punto.
La frambuesa le aporta un matiz ácido muy delicado.
Os advierto de que tienen mucho pero que mucho peligro porque el hecho de que sean tan chiquititos, de bocao, incita a coger uno detrás de otro 🙂
Consejos y Sugerencias:
*Cubiertos con film o guardados en recipiente hermético se mantienen tiernos durante varios días.
*Con las cantidades que os he indicado salen unos 28/30 bizcochitos más o menos.
*Tan importante es no quedarse corto en el tiempo de horneado como no pasarse. El primero tiene remedio porque se aumenta la cocción unos minutos más y arreglado, pero si nos pasamos de tiempo de horneado lo único que conseguiremos será deshidratar el bizcocho, perderá jugosidad y la única manera de comerlo decentemente sería mojándolo en leche. Por ello es primordial comprobar la cocción pinchando el centro con un palillo, si sale un pelín húmedo es momento de apagar el horno ya que con el calor residual se acabará de hacer. Pero siempre teniendo en cuenta que no es recomendable abrir el horno hasta que no hayan pasado las 2/3 partes del tiempo de horneado, tiempo en el que ya habrá aumentado de volumen todo lo que tiene que aumentar y lo único que necesita es cocinarse por dentro. Luego ya podéis abrirlo las veces que queráis. Esto es aplicable a cualquier bizcocho que hagamos.
Que lo disfrutéis. Hasta otro día.
Ali