Tarta de Pascua

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Seguro que más de uno de vosotros tenéis un ahijad@ al que regalarle la mona de Pascua, a que sí? Y oye….. que no se nos pase por alto el hacerlo porque ellos la están esperando sí o sí. Os habéis dado cuenta vosotros también verdad? jejejejjj… Y es que es tanta la ilusión que les hace que yo, a poco que pueda, siempre tengo el detalle de prepararles alguna cosita, aunque ya sean mayorcitos, pues la mona no entiende de edades y la verdad que es una buena excusa para reunirnos con familiares y/o amigos y pasar un buen rato juntos mientras la disfrutamos. Lo malo es que este año, con todo lo que está ocurriendo en el planeta, con esta pandemia que nos trae de cabeza y con el confinamiento en nuestras casas no nos vamos a poder reunir 😦  Y con tantos días como llevamos, a todos nos pasa que se echan en falta esos momentos de besos, abrazos, risas, conversación…. es decir…. la compañía  y, como no, el contacto físico, acciones cotidianas en las que quizá antes no reparábamos tanto porque era lo común, pero que son tan necesarias para nuestro bienestar emocional.  Nos ha tocado vivirlo y está siendo muy duro ver las bajas que se producen. Aún así, tengo esperanza y pienso que todo esto pasará y podremos volver a la normalidad, a nuestras rutinas diarias de las que tanto nos quejamos pero que ahora añoramos.  De momento no nos queda otra que adaptarnos a esta nueva y extraña situación en la que hemos tenido que cambiar nuestros hábitos por el bien de toda la humanidad y conformarnos con el teléfono, las videollamadas.… y aún gracias. Mientras llega o no llega ese momento hay que seguir para adelante aprendiendo a vivir de otra manera, no podemos detenernos. 

Por eso, aunque no podamos reunirnos para disfrutar de este lunes de Pascua, yo igualmente he preparado la mona. Y pienso comérmela! 😉  Ya haré una réplica más adelante, cuando todo esto acabe y podamos celebrar este día, porque eso sí…. queda pendiente, como quedan pendientes los cumpleaños y otras celebraciones….. porque si algo tengo claro es que, ante todo, hay que celebrar LA VIDA. 

Os cuento como hacer la tarta de hoy. Vamos a necesitar:

Para el bizcocho: (para un molde de 12 x 7 cm)

170 g harina

3 huevos “L”

200 ml nata 35% materia grasa

160 g azúcar

30 g almendra molida

10 g levadura química

1 cdta vainilla en pasta

Para el relleno y cobertura:

500 ml nata vegetal

mermelada de fresa

aroma de fresa incoloro

Para las figuritas de decoración:

fondant blanco, colorante negro

azúcar isomalt y colorante fucsia

alambre especial repostería

Para hacer el bizcocho vamos a batir los huevos junto con el azúcar hasta que doblen su volumen. A continuación añadimos la nata, la vainilla, la almendra molina  y mezclamos. Por último tamizamos la harina junto con la levadura y la vamos agregando en varias tandas mezclando manualmente con una espátula o varillas, con movimientos envolventes para que la masa no pierda volumen.

Engrasamos el molde y lo forramos con papel vegetal, tanto la base como las paredes, pues esto nos va a facilitar mucho el desmoldado.

Pesamos la masa y la dividimos en dos para hacer dos bizcochos que después cortaremos por la mitad, obteniendo así 4 capas. Podéis hornear un sólo bizcocho con toda la masa pero repartiéndolo en dos van a resultar más esponjosos pues en el horno crecen con más facilidad al no pesar tanto la masa y además se cocinan antes 😉 Pero esto ya es una sugerencia, cada cual que lo haga como quiera. Horneamos el primero de ellos durante unos 30 minutos. Comprobamos que está hecho pinchando en el centro con una brocheta y retiramos del horno, dejamos enfriar 10 minutos en el molde y desmoldamos. Repetimos la operación con la otra mitad de la masa. Si hemos optado por hacer un único bizcocho el tiempo de horneado será de una hora aprox. Una vez tengamos los bizcochos hechos y fríos les retiramos el copete y partimos por la mitad.

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Continuamos ahora con el relleno. Para ello vamos a montar la nata que ha de estar muy fría. En mitad del proceso añadimos 4 ó 5 gotas de aroma de fresa. No hace falta agregar ningún endulzante porque este tipo de nata suele venir azucarada, a no ser que la que utilicéis no lo esté.  Y tampoco la vamos a montar muy dura, en el momento en que veamos que tiene consistencia dejamos de emulsionar. No os preocupéis que no se va a desmontar, tal cual la dejemos así se va a mantener todo el tiempo. Es la ventaja de esta nata. Si la montamos mucho cogerá mucho aire, se formarán burbujas, quedara muy dura y después para trabajarla cuesta más, aparte de que las burbujas no quedan nada estéticas en la cobertura exterior. 

Comenzamos con el montaje. Colocamos el primer bizcocho sobre una base para tartas y ésta a su vez sobre una base giratoria para trabajar mejor. Untamos con nata y mermelada tal y como se aprecia en la fotografía.

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Colocamos encima la segunda capa de bizcocho, repetimos la operación y así hasta terminar con todas. El excedente que sobresale por los bordes lo vamos a extender por todo el contorno y por la parte superior para que sujete la miga. A continuación cubrimos en su totalidad con una buena capa de nata y con ayuda de una espátula comenzamos alisando la superficie.

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Seguidamente alisaremos el contorno con ayuda de la espátula o de una paleta alisadora colocada en ángulo de 90ºC. El procedimiento a seguir es dejar la paleta colocada sin moverla e ir girando  la base hasta que nos quede lo más lisa posible.

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A la hora de hacer este tipo de cobertura exterior hay que tener un poquito de paciencia, sobre todo las primeras veces, pero no desesperéis,  es todo es cuestión de práctica.

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La figurita de fondant la hemos de hacer unos días antes para que se seque. Si tenemos fondant gris pues nos ahorramos el tener que teñirlo y si no, pues utilizaremos un poco de colorante negro y masajearemos el fondant hasta que haya tomado el color que nos guste. Os dejo una foto del proceso de cómo hacer la figura.

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Y la figura ya terminada.

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En cuanto a los globos, podemos hacerlos el mismo día del montaje ya que se secan enseguida. Para ello, vamos a utilizar isomalt del que ya os hablé aquí. Vertemos en un cazo un par de cucharadas de azúcar isomalt y llevamos a fuego medio. Cuando se haya derretido añadimos una pizca de colorante y movemos el cazo por el asa para mezclarlo bien. En el momento que veamos que está transparente vertemos montoncitos sobre un tapete de silicona formando circunferencias, colocamos seguidamente el alambre y  estiramos ligeramente hacia abajo para darle forma de globo. Los dejamos secar. En la entrada donde os hablé del isomalt, os comenté que para lograr que las piezas quedasen totalmente transparentes, el mejor lugar para dejarlas enfriar era sobre una superficie lisa y resistente al calor. En este caso, para dar la sensación de volumen a los globos interesaba que quedesen un pelín opacas, es por ello que hemos utilizado el tapete de silicona, pues como os comentaba, estos tapetes llevan como un recubrimiento especial que se transfiere a la figura dando un resultado menos nítido.

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Terminada la tarta y con los adornos a punto, tan sólo nos queda decorarla y comérnosla. 

Os invito a un trocito, pero virtualmente que es lo máximo que podemos hacer por ahora 🙂

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Desde aquí os mando muchos besos, ánimos y mucha fuerza a tod@s. Hasta la próxima. 

Ali

 

 

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