
Si había algo que me hacía tremenda ilusión de niña era quedarme en casa de mis primos a dormir un fin de semana. Días antes ya estaba dando la peta en casa preguntando a qué hora iríamos….. que nos darían de comer…. qué sorpresas habría preparadas….. sabía que la diversión estaba garantizada. Y sentía una gran emoción ya que no era algo que hiciéramos habitualmente pues vivíamos cada uno en una punta y era complicado. La verdad es que guardo muy buenos recuerdos de aquello. Por eso, siempre que ha habido ocasión me he traído a casa a mis sobrinos más pequeños para disfrutarlos. Los grandes ya se invitan solos jejejjj….
Y con el tema del confinamiento perimetral, al no tenerlos cerca no los veía desde hacía mucho, salvo en fotos y en alguna que otra videollamada. Total que una vez que ya se abrieron fronteras y estuvimos todos vacunados (aunque no era garantía absoluta… pero mejor eso que nada) organicé una quedada en casa para los más peques de la familia. La emoción al verlos en persona….. imaginaros, no pudo ser más. Y es que claro, en un año crecen y a según que edad aún se nota más. Tanto que, a la pequeña Ainara ya me costaba sudores cogerla en brazos para meterla en la cama después de que cayera rendida en el sofá. Con ella nos hemos reído mucho porque tiene unas salidas de tono muy graciosas. Eric está en esa edad en la que ya se siente más mayor y no se ha despegado de mi hijo Alberto. Y Nit, como siempre tan dulce y cariñosa, ha ejercido de hermana mayor cuidando y ayudando en todo a la pequeña, aún cuando ésta refunfuñaba diciéndole: que lo sé hacer yo solitaaaa……
La verdad es que fue un finde intenso porque queríamos hacer tantas cosas que nos faltaban horas. Pero si alguna actividad no podía faltar ya adivináis cuál es, no? Pues eso…. repostería. Esta vez, un bizcocho blondie con lacasitos (en otra entrada os hablaré de este tipo de bizcocho) Así que, preparé toda la artillería para que cada uno por separado mezclase sus ingredientes para después unirlos todos juntos y hornear un mega bizcocho. Lo pasaron pipa y además se portaron geniaaaal. Yo ese día me coroné con la masterclass porque os juro que no imaginaba que iban a estar tan atentos y a seguir tan al pie de la letra las instrucciones que les iba dando. Pero sí sí, ahí estaban ellos…… con su delantal y varillas en mano sin perder detalle de los pasos a seguir. Qué rebonicos! es que los adoro. Traedme un babero please!! 😉
Bueno…. y ya lo más… tendríais que haberlos visto, sentados en sus taburetes frente al horno esperando los minutos a que finalizara el horneado para probar el bizcocho. A ver quién los convencía de que primero debía enfriarse.…
La experiencia les había gustado tanto que no se conformaron solo con eso y terminaron horneando unas galletas de mantequilla y almendra que decoraron después con confites de colores, sprinkles…. Que por cierto, después encontré bolitas de esas hasta en el cajón de los cubiertos jejejj…
Así que hoy vengo a contaros cómo preparar este blondie con lacasitos, una alternativa divertida para hacer con niños, sobretodo en esos días en los que están en casa y no se entretienen con nada. Lo van a disfrutar, además de que está….. mmmmmm….. rico rico.
Las cantidades que os indico son para un molde de 20 x 20 cm aprox. Si lo queréis hacer más grande, como fue en nuestro caso, tan solo tenéis que hacer la proporción.
Necesitamos:
220 g harina
225 g mantequilla
150 g azúcar moreno
100 g azúcar blanco
2 huevos “L” a temperatura ambiente
2 cdtas vainilla en pasta o esencia de vainilla
1 cdta levadura en polvo
1 pizca de sal
lacasitos mini para el interior y para decorar
Vamos a dejar preparado el molde lo primero. Para ello, lo engrasamos con mantequilla o spray desmoldante y forramos con papel vegetal tanto la base como las paredes. También pondremos a precalentar el horno a 175ºC con calor arriba y abajo.
Comenzamos derritiendo la mantequilla en un cazo y la dejamos dorar a fuego medio durante un par de minutos para que tome un ligero sabor avellanado. La olor que desprende es maravillosa, a mí me hipnotiza 🙂 Y dejamos que enfríe.
En un recipiente amplio mezclamos los dos tipos de azúcar, añadimos la mantequilla y removemos con unas varillas hasta conseguir una mezcla brillante. A continuación añadimos los huevos de uno en uno es decir, hasta que no esté integrado el primero no añadimos el segundo. Seguidamente vamos incorporando en varias veces la harina que habremos tamizado junto con la levadura y la pizca de sal. Mezclaremos con suavidad, no hemos de sobrebatir la mezcla. Y para terminar añadimos los lacasitos y mezclamos con una espátula. No os he puesto cantidad para que cada cual ponga los que quiera pero mi recomendación es que no abuséis para no quede un bizcocho excesivamente dulce, tened en cuenta que después lo vamos a decorar también con ellos. Un puñadito o incluso menos para toda la masa es más que suficiente. Removemos con una espátula suavemente.
Vertemos la mezcla en el molde, ajustando la masa por las esquinas y nivelando la parte superior con una espátula. Esparcimos los lacasitos por toda la superficie.
Introducimos en el horno, en la rejilla del medio y horneamos durante unos 30 minutos o hasta que veamos que los bordes se doran.

Unos cinco minutos antes de que termine el tiempo abrimos el horno, pinchamos en el centro con una brocheta y si sale limpia o un pelín mojada ya lo podemos retirar pues con el calor residual se terminará de hacer. La particularidad de este bizcocho es que es húmedo y jugoso por lo que no conviene dejarlo más tiempo.
Y este es el resultado, un mega bizcocho que prepararon ellos solos con sus propias manos.

Cuando lo sacamos del horno comenzaron a hacer palmitas y a dar saltitos por la cocina de lo contentos que estaban. La forma clásica de servirlo es en cuadrados.
Y está claro que aquí el que no corre vuela!!! Si me descuido me dejan sin un trozo para hacer las fotos!! 🙂 Como pude los engañé para inmortalizar el momento (que es la foto de inicio) y después con un par de trozos de bizcocho y un gran vaso de leche fría para cada uno se pegaron una merendola de lujo. Bueno, tengo que decir que yo también me uní a ellos…. ahí voy a estar yo mirando sin probarlo…. jejejjj..

Son unos auténticos reposteros. Lo disfrutaron tanto que ya están preguntando qué es lo haremos en la próxima quedada. Me recuerdan tanto a mí!! Les daré alguna pista, pero los voy a dejar con la intriga hasta ese día jijijijiii. Así la sorpresa será mayor.
Hasta pronto!!! Besos
Ali
Ooo pero que bonito, además de repostera, escritora…
Muchas gracias por ese finde semana, seguro que no olvidarán jamás, pero que sepas que están deseando repetir, por cierto a la vista no tiene esa pintaza de tus postres pero estaba rico riquísimo.
Un besazo
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Graciaaaas chati 🙂 No solo ellos lo pasaron en grande, nosotros también. Y desde luego que repetiremos, claro que sí. Hay que disfrutarlos ahora que aún son pequeños. Un abrazo muy muy fuerte.
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Eres maravilloso como madre amiga y tía. Se lo pasaron como tu respostando cómo niñ@s y entre ellos tu, jejeje. Cuanto me alegro. Disfrutalo que todo pasa muy deprisa. Besis
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Gracias Encarna. Es bueno jugar a ser niña de vez en cuando 😉 Y sí, hay que disfrutarlos que el tiempo vuela y en nada se hacen mayores. Besos.
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