
Qué cursi me ha quedado el nombre. Pero es que el día de hoy es así, un poquito cursi. Por cierto, si tenéis curiosidad por saber qué relación hay entre San Valentín y el Día de los Enamorados seguid leyendo que os lo voy a contar. Y es que aunque nos parezca una idea consumista tiene una historia detrás, un tanto triste por cierto. Mirad, estuve leyendo sobre el tema y por lo visto se dice… se comenta…. que hace muchos muchos años, concretamente en el siglo III, el Emperador Claudio II prohibió el matrimonio a los jóvenes soldados pues consideraba que al no tener vínculos sentimentales ni ataduras de pareja rendirían mejor en el campo de batalla. Pero hubo un sacerdote llamado Valentín que se saltó esta orden y decidió casar en secreto a todos los jóvenes enamorados que así lo quisieran. Ainssss… qué romántico! Total…. que el emperador entendiendo este hecho como un acto de rebeldía, encarceló y sentenció a muerte al sacerdote, el cual fue decapitado el 14 de febrero del año 270. De ahí que cada año el 14 de febrero se celebre el Día de San Valentín o Día de los Enamorados. También cuenta la leyenda que durante el tiempo en que el sacerdote estuvo preso se enamoró de la hija del carcelero y antes de morir le entregó una carta de amor que firmaba como “De tu Valentín”. De ahí también la tradición de enviar cartas o postales de amor entre los enamorados. Jo…… qué penita verdad? Pobre Valentín y pobre también su amada.
Para quitarnos el disgusto de encima que os parece si nos damos un caprichito dulce? Mirad, os propongo unos bocaditos de chocolate y café rellenos de crema mascarpone. Fáciles de hacer y muy resultones.
Necesitamos (para un molde cuadrado de 20 x 20cm):
100 g de chocolate 70% cacao
60 g de mantequilla derretida y templada
10 g café soluble
40 ml de café expresso
70 g de azúcar glass
50 g de azúcar moreno molido
1 huevo “L” a temperatura ambiente
65 g de harina
15 g de cacao puro en polvo
1 cdta de levadura en polvo
una pizca de sal
Para el relleno:
45 azúcar glass
25 ml licor “Amaretto”
250 g queso mascarpone
Dejaremos preparados todos los ingredientes para tenerlos a punto. Para ello vamos a dejar preparado el café expresso, derretiremos el chocolate en el microondas en intervalos de 30 minutos removiendo cada vez para evitar que se queme y dejaremos entibiar. También vamos a derretir la mantequilla en el microondas y dejamos entibiar. Tamizamos la harina junto con el cacao en polvo, el café soluble, la levadura y la pizca de sal. Y si tenemos un molinillo o procesadora de alimentos podemos moler el azúcar moreno, yo suelo hacerlo siempre porque me gusta más el resultado.
Con los ingredientes ya a punto comenzamos a batir el huevo junto con los dos tipos de azúcar hasta que espumen y aumenten de volumen. Seguidamente añadimos el chocolate derretido templado, el café expreso y la mantequilla derretida. Finalmente vamos incorporando el resto de ingredientes que habíamos tamizado. Mezclaremos con movimientos envolventes hasta que están bien integrados.
Precalentamos el horno a 175ºC con calor arriba y abajo.
Engrasamos ligeramente el molde y lo forramos con papel vegetal para poder desmoldarlo fácilmente. Vertemos la mezcla y alisamos con una espátula o una cuchara con el fin de cubrir las esquinas y que se reparta por todo el molde. Damos un par de golpes al molde contra la encimera para que salgan las posibles burbujas que hayan creado.

Introducimos el molde en el horno a media altura y horneamos durante unos 15 minutos. No lo dejéis más tiempo porque lo que queremos es que quede jugoso. Si nos pasamos de horneado lo único que conseguiremos es que se cocine de más y quede más seco.
Mientras se hornea vamos a preparar el relleno. Para ello tan sólo tenemos que poner todos los ingredientes en un recipiente y mezclarlos con unas varillas, mejor si son eléctricas pues ya sabéis que es un queso muy denso para trabajarlo. También podemos sacarlo un ratito antes de la nevera para que se temple. No vamos a sobrebatir la mezcla, en el momento en que veamos que se han integrado bien los ingredientes dejamos de batir y la llevamos a la nevera hasta el momento de usar. Si este proceso lo hacemos con unas varillas eléctricas nos aseguramos de que se mezcla bien. Ojo! no hay que sobrebatir para que no se aligere demasiado, tiene que tener consistencia.

Una vez que tenemos el bizcocho horneado, dejamos enfriar unos cinco minutos y a continuación lo sacamos del molde tirando del papel hacia arriba con delicadeza porque es un bizcocho muy tierno. Lo traspasamos a una rejilla a enfriar por completo antes de rellenarlo o sino la crema se vendrá abajo. Una vez frío, con un cuchillo de sierra lo dividimos por la mitad y recortamos los extremos.

Damos la vuelta a una de las mitades del bizcocho, de manera que quede la parte de la corteza en la base y con una espátula extendemos una generosa capa de la crema mascarpone. Al haberla volteado la crema se adhiere mejor y no se resbala. En la fotografía lo veréis mejor.

A continuación colocamos la otra mitad del bizcocho encima a modo de tapa, esta vez que la corteza quede arriba. Y retiramos el exceso de crema sobrante por los lados.

Previo a cortarlo en cuadrados mi consejo es que lo llevéis a la nevera a enfriar unas cuantas horas para que la crema se asiente y enfríe o de lo contrario es probable que la crema se salga por los lados. Utilizaremos un cuchillo de sierra para partirlo.
Finalmente colocamos una plantilla en forma de corazón sobre los cuadrados. Yo la he hecho con papel vegetal. Espolvoreamos azúcar glass por encima y retiramos con cuidado la plantilla.

Y ya tenemos listos nuestros bocaditos.
Al estar rellenos de queso crema debemos conservarlos en la nevera, pero los retiraremos 1/4 h antes de consumirlos para apreciar bien los sabores.
Qué os ha parecido? Fácil verdad? Y lo mejor de todo, están deliciosos. Ya os digo yo que no os conformaréis solo con uno.
Os deseo un Feliz Día de San Valentín y que os améis tanto como si fuera el último de vuestros días.
Hasta la próximaaaaa…..
Ali