Bizcocho corona de triple chocolate

Hoy es mi cumpleaños y estoy contenta porque me espera un día de muchas emociones y alguna que otra sorpresilla ijijiji… Que por cierto, una cosa: vosotros que hacéis cuando os cantan el cumpleaños feliz? a) Os unís al coro? b) Miráis a todos con una sonrisa forzada de esas que delatan que estáis deseando que se terminen esos largos 30 segundos? c) Aplaudís junto a todos cuando termina el canto, cabeceando sin dejar de sonreír? d) Hacéis el pino puente? e) Ninguna de las anteriores. 

Y es que no sé si lo habéis pensado alguna vez pero yo creo que probablemente ésta sea una de las situaciones más incómodas a la que cada año nos enfrentamos, seguida de la de compartir ascensor con desconocidos donde no sabes qué decir, dónde mirar ni cómo colocarte. Es así o no? No me digáis que no habéis acelerado el paso más de una vez para intentar cogerlo solos y no tener que subir o bajar con nadie… Ainssssss.

Pues mirad, cuando os decía que estoy contenta, soy consciente de que hay personas que no entienden esta afirmación mía, ya que el hecho de cumplir años no lo llevan nada bien. Que cuando vas a felicitarles te lo piensas dos veces, no vaya a ser que te salpique su mal humor pero…. por otro lado, si no lo haces también se molestan…. Pues a ver en qué quedamos Mari Puri….. Y vale, es normal que todos queramos conservarnos por siempre jóvenes, sin arrugas, ni canas, ni los achaques propios de la edad, pero es que, a no ser que encontremos el elixir de la eterna juventud, de momento no nos queda otra que cuidarnos en la medida de lo posible, pues el tiempo queridos… no se detiene. Y tan importante es la salud física como la emocional. Por eso, creo a partir de ahora cuando me pregunten que cuántos años cumplo, diré que estoy en esa edad en la que estoy aprendiendo a hacer las cosas con más calma (para presión ya tengo mi trabajo), ahora le doy importancia a las cosas que realmente la tienen, ya no me molesto por tonterías, ni malgasto mi tiempo recordando heridas del pasado, tomo mejores decisiones y cada vez me importa menos lo que opinen de mí los demás porque me gusto como soy y no necesito andar dando excusas de mis actos pues, si algo bueno tengo, es que nunca obro de mala fe, es uno de los valores más importantes que me enseñaron, el ser honesta conmigo misma y con los demás. Siempre he visto el lado bueno de las cosas sacando la nota de humor a cualquier situación y, ahora que esto va en aumento, os garantizo que se vive más feliz. Como cualquier ser humano, sigo cometiendo errores pero ya no me fustigo con sentimiento de culpa sino que procuro aprender de ellos. Cada vez dedico más tiempo a las personas que merecen mi cariño y no espero nada de nadie para no llevarme decepciones. Sigo siendo prudente y ya no tolero impertinencias. Con todo esto no quiero decir que haya cambiado mi carácter, para nada, soy la misma de siempre, pero tengo una visión diferente de las cosas a cuando era más joven. Y es que los años te hacen madurar emocionalmente y eso se traduce en quererse uno mismo.  He sido feliz dándome a los demás pero a la vez sin olvidarme de mí, persiguiendo mis sueños. Y he aquí uno de ellos, este blog, que hoy cumple 6 añitos y al que últimamente tengo un pelín abandonado. Y no es porque quiera, es porque a veces se necesitan hacer paros. Ya os he comentado en alguna ocasión que soy perfeccionista empedernida. Que por un lado está muy bien, por aquello de esforzarte en hacer las cosas lo mejor que puedes, pero a la vez es algo que se puede volver en tu contra si no marcas unos límites, ya que tus expectativas y nivel de exigencia son cada vez más altos y cuando ves que no puedes realizarlos es cuando hace acto de presencia la frustración y, por consiguiente, la desmotivación. Y, en este caso, sin motivación ya no hay diversión que era uno de los objetivos de este blog. Por tanto, para no abandonar esta afición que me llena tanto y que ocupa gran parte de mi tiempo libre, de mi mente y cómo no… ¡de mis armarios!… la única solución que encontré fue hacer pausas, espaciar mis publicaciones y reflexionar sobre el tema, haciendo comprender a este cerebrito mío que no pasa nada si algo no sale como yo espero, que para algo soy humana o eso creo….. que vete a saber, al igual soy extraterrestre y no lo sé… ajajjhajjahj. Y bueno, creedme si os digo que, pese a que no es nada fácil gestionarlo, voy avanzando pasito a pasito y eso ya es mucho. Cuando sea capaz de poder dominar esta circunstancia y no ella a mí…. habré ganado la batalla. Me costará más… me costará menos…. pero no desisto porque no me gusta perder. 

Para celebrar este doble aniversario he preparado algo muy sencillo pero no por eso menos rico. Un delicioso bizcocho de triple chocolate. Toma ya!!!! La única pega que le veo es que es tan adictivo que podemos pecar de querer comerlo entero de una atacada. Si no fuera porque es para compartir os aseguro que no dejaba ni las migas 🙂 Venga va, que os cuento cómo hacerlo. Mirad, necesitamos:

Ingredientes para el bizcocho (para un molde de rosco de 24 cm)

350 g harina

180 g mantequilla a temperatura ambiente

4 huevos “M” a temperatura ambiente

200 g azúcar

50 ml aceite girasol

70 g cacao puro en polvo

240 ml leche entera a temperatura ambiente

200 g chispas de chocolate black (prohibido no usarlas 🙂 )

2 cdtas extracto vainilla

1/2 c/c sal

Para la cobertura:

200 g chocolate 70% cacao

200 ml nata líquida 35% m/g

2 c/s ron (opcional)

Precalentamos el horno a 175ºC con calor arriba y abajo. Dejamos preparado el molde y para ello lo untamos con mantequilla y espolvoreamos con cacao puro. Sí, habéis leído bien… cacao, así de esta manera cuando lo desmoldemos tendrá un bonito color oscuro y no el blanquecino que le deja la harina. Giramos el molde y lo golpeamos para retirar el cacao sobrante. En un bol amplio y con ayuda de unas varillas, preferiblemente eléctricas, batimos la mantequilla (blandita) junto con el azúcar, la pizca de sal, el aceite y el cacao. Hemos de batir durante al menos 5 minutos a velocidad alta,  hasta que el color se aclare y tenga una textura muy cremosa. Con este batido conseguimos esponjar la mantequilla y es fundamental hacerlo así para que nuestro bizcocho resulte tierno y no mazacote. De vez en cuando paramos de batir y raspamos los bordes para que se mezcle todo bien. A continuación y a velocidad media vamos añadiendo los huevos de uno a uno, es decir, hasta que no esté integrado el primero no añadimos el segundo y así hasta terminar con todos. Importante también que los huevos estén a temperatura ambiente o de lo contrario la mantequilla se cortará. Si os pasara esto, tranquilos, cuando añadamos la harina la masa volverá a recomponerse. Sin dejar de batir agregamos la leche en forma de hilo y el extracto de vainilla. Finalmente bajamos la velocidad al mínimo y añadimos la harina tamizada junto con la levadura. Este es otro dato importante a tener en cuenta, es decir, mezclar la harina con suavidad y sobre todo no sobrebatir la mezcla, ya que si nos pasamos de batido comenzará a desarrollarse el gluten y el resultado será un bizcocho apretado que la única manera de aprovecharlo será mojándolo en el café con leche. Por tanto, cuando veamos que la harina ya se integrado paramos de batir. Son pequeños truquitos que marcan la diferencia. Ya solo nos queda incorporar las chips de chocolate y mezclar con una espátula para repartirlas por la masa. Estas chips le van a dar un puntito muuuuuy rico.

Vertemos la masa en el molde, damos un golpe al molde contra la superficie de trabajo para que se acomode la masa y al mismo tiempo para que exploten las burbujas que se hayan podido formar.

Horneamos unos 40´ aprox. dependiendo de cada horno. Si el molde que vayáis a usar no tiene el hueco en el centro, el tiempo de horneado será mayor, sobre 1 hora más o menos. Para comprobar la cocción clavamos un palito de brocheta en el centro. Es posible que quede manchado por las chispas de chocolate derretidas, pero eso no nos debe confundir. Tampoco es caso de dejarlo por más tiempo en el horno para que no se recueza. Queremos que esté hecho pero jugosito.  

Si hemos utilizado un molde de silicona lo ideal es desmoldarlo en caliente. Esto lo aprendí con la práctica, pues mis primeros bizcochos en moldes de silicona los dejaba enfriar en el mismo molde un ratito y a la hora de desmoldar se quedaba un trozo de bizcocho pegado a la base y me daba mucho coraje. Desde entonces siempre lo desmoldo en caliente. La mejor manera de hacerlo es colocar un plato grande con papel vegetal y darle la vuelta al bizcocho como si fuera una tortilla de patatas. Y no lo tocamos para nada, porque está muy muy tierno y se nos podría romper.

Mientras el bizcocho se enfría vamos preparando el glaseado que no es ni más ni menos que una ganache (ganash) Y le vamos a añadir un pelín de ron para darle un poquito de alegría (excepto si lo van a tomar niños)

Para hacer la ganache vamos a trocear el chocolate en pequeño y lo ponemos en un bol. En un cazo calentamos la nata y justo cuando alcance el punto de ebullición (no debe hervir) retiramos y añadimos al chocolate. Dejamos reposar un minuto y a continuación lo removemos enérgicamente con unas varillas hasta lograr una crema homogénea. Añadimos el ron y mezclamos nuevamente. 

Antes de glasear nuestro bizcocho la dejaremos reposar el tiempo suficiente para que adquiera textura pero que a la vez resbale por la tarta, eso lo veréis vosotros mismos, id haciendo alguna prueba, pero más o menos unos 15 minutos. Para acelerar el proceso de enfriado podemos meter la ganache en la nevera unos 10 minutos.

Y ya tenemos hecho nuestro bizcocho de triple chocolate. Si seguís las recomendaciones os garantizo que el resultado es un bizcocho tierno, jugoso, suavecito…. Recomiendo, por no decir obligo, consumirlo a temperatura ambiente. No es necesario refrigerarlo, de hecho yo no lo aconsejo en absoluto, más que nada porque endurece al llevar mantequilla y chocolate. Si sobra bizcocho lo ideal es conservarlo en un recipiente hermético o envuelto en film transparente para que no se reseque. Incluso admite buena congelación, que luego viene muy bien cuando para esas veces en que tienes mono de dulce. En ese caso, una vez que esté descongelado yo le daría un golpecito de micro para devolverle ternura.

Y ya me vais a perdonar pero he de dejaros, me reclaman para soplar las velas, pero no sin antes daros las gracias por pasaros por aquí a leerme, para mí este es un gran regalo de vuestra parte. 

Espero seguir cumpliendo segundos, horas, días, meses, años y sueños, muchos sueños. Un abrazo a todos. Chaoooooooooo!!!!!

Ali

2 comentarios sobre “Bizcocho corona de triple chocolate

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s