Las Palet Breton son unas galletas originarias de la Bretaña francesa, que se caracterizan por su textura crujiente por fuera y tierna en su interior. No os podéis imaginar el aroma a mantequilla que desprenden cuando se están horneando. Me encanta. Lo que las diferencia de otras galletas es el sutil sabor salado que le da la flor de sal. La flor de sal es, como su nombre indica, sal pero de gran pureza, que se recolecta manualmente, tiene un sabor menos salado, es más blanca, más suave. Es la sal gourmet por excelencia. A estas galletas les va que “ni pintao” Es fácil encontrarla en tiendas de productos ecológicos. En su defecto siempre podéis utilizar mantequilla salada o utilizar sal normal o en escamas triturándola un poco con los dedos. No es lo mismo pero se asemeja. Son ideales para tomar con un té, café o simplemente como tentempié.
Para unas 12 galletas necesitamos:
160 g mantequilla
160 g azúcar
3 yemas de huevo
280 g harina
1/2 levadura química
2 g flor de sal
Comenzamos mezclando la mantequilla (que habremos tenido fuera de la nevera hasta que se haya ablandado) junto con el azúcar y la sal. Añadimos las yemas y continuamos mezclando con una espátula hasta integrar bien.
Seguidamente tamizamos la harina junto con la levadura y añadimos a la preparación anterior. Amasamos un poco y envolvemos la masa en papel film dándole forma de rulo. La dejaremos enfriar en la nevera durante 30 minutos. De esta manera se habrá endurecido un poco y nos resultará más fácil cortas las galletas. Durante ese tiempo pondremos a precalentar el horno a 190ºC.
Retiramos el papel film y con un cuchillo vamos a ir cortando galletas de 1,5 cm de grosor. Es una masa que se expande con el calor del horno. Así que para que durante el horneado mantengan el grosor y la forma, es preferible que las coloquéis en los huecos de un molde especial para magdalenas o cupcakes, previamente engrasado. Horneamos a 190ºC durante 15´aproximadamente o hasta que estén ligeramente doradas.
Las dejamos enfriar en una rejilla y listas. Se conservan perfectamente en una lata metálica.
Para poder apreciar mejor su sabor os aconsejo que las preparéis un par de días antes de consumirlas. Curiosamente están más buenas que recién hechas, por lo menos a mí me gustan más.