Crumble de arándanos

 

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No ha sido hasta hace unos meses que descubrí los arándanos. Sí sí, como lo leéis. Son de esas frutas que ves en el aparador tan bien puestecitas en su cajita de plástico, tan monas ellas, pero que a mí no me había dado nunca por comprar. A todo ello, si le añadimos el agravante de que, como os comenté en una ocasión, tomo poca fruta, pues menos todavía. Hasta el momento en que decidí darles una oportunidad en mi vida 😉  Desde entonces se han convertido en una de mis frutas favoritas.

En esta entrada vamos a hacer un crumble. “Un qué…?” estaréis pensando. Yo también lo pensé la primera vez.  Un crumble (crambel) es un postre originario de la Gran Bretaña y que, según he leído, surgió a raíz del racionamiento de alimentos después de la Segunda Guerra Mundial. Se elabora formando un desmigado con harina, azúcar, huevo y mantequilla muy fría, dorándolo después en el grill. Se suele combinar con fruta, pero también podemos añadir el crumble a un yogur, a una crema o como acompañamiento de un helado. Dicho todo esto vamos con la receta.

Necesitamos:

Para el crumble:

165 g azúcar

350 g harina

200 g mantequilla

ralladura de limón

1 cda levadura química

1 huevo

1 pizca de sal

Para el relleno:

300 g arándanos

85 g azúcar

zumo de 1/2 limón

Comenzamos preparando el relleno. Para ello ponemos la fruta en un cazo, añadimos el azúcar y el zumo de 1/2  limón, no más, porque de lo contrario nos quedaría demasiado ácido.  Cocinamos a fuego medio hasta que se consuma el jugo resultante, sin dejar de prestarle atención para evitar que se pegue al fondo. Lo removeremos de vez en cuando pero muy suavemente. Hay que procurar que la fruta se deshaga lo menos posible. Reservamos.

 

Para preparar el crumble vamos va mezclar en un cuenco el azúcar con la ralladura de limón. Agregamos la harina junto con la levadura, la pizca de sal y el huevo ligeramente batido. Mezclamos bien con una cuchara de madera o silicona y finalmente añadimos la mantequilla cortada en dados. Con la manos metidas en la harina  vamos a ir mezclando los ingredientes de manera que se formen migas de muchos tamaños.

Engrasamos un molde, en este caso es de 15 x 20 cm y enharinamos  o rociamos con spray desmoldante. Extendemos la mitad de la masa procurando que no queden huecos y aplastamos con las manos. Repartimos el relleno por toda la superficie.

Y finalmente colocamos el resto del crumble por encima de la fruta hasta que quede cubierta por completo.  Seguramente os sobrarán migas  que podéis hornear y aprovecharlas para acompañar a un  yogur, crema o helado como os decía al principio.

Precalentamos el horno a 200ºC  con calor arriba y abajo. Colocamos la bandeja en la parte central y horneamos durante 5´a esa temperatura. Así conseguiremos que se forme una costra crujiente en la superficie.  Bajamos a 165ºC y horneamos durante 30´ más.  Retiramos del horno, dejamos templar en el mismo molde  y servimos.

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Como veis es sencillo de hacer y con ingredientes que normalmente tenemos en casa. Y puedo aseguraros que está riquísimo. Pensad en esa mezcla de texturas, crujiente por fuera, cremosa por dentro y esa combinación perfecta entre la acidez de la fruta con la suavidad del crumble…..Ufff, es pecaminoso!!

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NOTAS:

-Normalmente el relleno se prepara con frutas maceradas en azúcar, zumo de limón y al que se le añade harina de maíz para que absorba el líquido sobrante para así evitar que se humedezca en demasía la masa.  Yo he preferido elaborar una especie de mermelada con la fruta, el zumo de limón y el azúcar, a fin de conseguir un relleno ligado con textura muy cremosa.

-El crumble suele servirse templado o incluso caliente. Combina a la perfección con helado.

 

 

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