Parece mentira que algo tan sencillo de hacer y con tan sólo tres ingredientes resulte tan rico al paladar. El flan de huevo es un clásico entre los clásicos. Es de esos postres que a menudo solemos tener en la nevera y que la mayoría de las veces nos da como pereza hacerlos y recurrimos a los comprados. Ojo!! los hay muy buenos, no tengo nada en contra porque yo también los consumo alguna que otra vez, pero claro, como los caseros no son.

Hacerlo no tiene ninguna complicación pero sí es verdad que hay que tener en cuenta unos cuantos detalles para lograr un flan de diez. La polémica está en si debe tener burbujijtas o no. Técnicamente no debería llevarlas aunque a la vista nos parezca más casero. Pero también pienso que es cuestión de gustos. En mi caso, ni una cosa ni la otra. Para mí el flan perfecto es aquel que tiene una textura cremosa pero que contiene algunas burbujitas que le dan esa gracia característica. Pero ya digo, poquitas. Si tiene muchas no resulta cremoso. El secreto está en la temperatura del cocinado. A mayor temperatura mayor número de burbujas. También tiene que ver el batido de los huevos, no hay que batirlos mucho para que la mezcla no coja demasiado aire. Por tanto, es cuestión de cogerle el punto. Yo os voy a explicar como lo hago y después cada cual que lo haga como más le guste.

En cuanto a las cantidades de los ingredientes, cada maestrillo tiene su librillo. Las proporciones que yo utilizo son bien fáciles de recordar: por cada 100 ml de leche, 1 huevo y 25 g de azúcar.

Necesitamos (para 6 o 7 flanes)

½ litro de leche entera fresca

125 g de azúcar

5 huevos

Caramelo para los moldes

4 cdas de azúcar

1 cda de agua

Ponemos a precalentar el horno a 160ºC con calor arriba y abajo. Comenzamos preparando el caramelo. Para ello vamos a poner en un cazo pequeño el azúcar junto con el agua y calentamos a fuego alto. Lo dejaremos que vaya caramelizando pero sin tocarlo. Si lo removemos con cuchara lo único que conseguiremos es que cristalice. Una vez que el caramelo ha adquirido un tono dorado medio lo vertemos directamente en las flaneras con sumo cuidado, las quemaduras de caramelo son terribles.

Continuamos batiendo los huevos con el azúcar. Como os decía al principio no los vamos a batir mucho, lo justo. Añadimos la leche tibia poco a poco sin dejar de remover con las varillas de mano. Rellenamos las flaneras, las colocamos en una fuente de horno honda tapados con un pedazo de papel de aluminio y vertemos agua hirviendo en la fuente, hasta que cubra por lo menos la mitad de la altura de los moldes.

Y metemos en el horno para que se cocinen al baño María durante unos 30 minutos. Pasado ese tiempo deberían estar hechos pero lo comprobamos clavando un palillo en uno de ellos. Si vemos que les falta mucho de cuajar, porque cada horno es un mundo, los volveremos a meter  unos minutos más. No obstante, si el palillo sale un poquito húmedo los retiraremos porque terminarán de hacerse con el calor residual.  Los dejamos enfriar completamente y seguidamente los pasamos al frigo. Lo ideal es prepararlos la víspera y así a la hora de comerlos estarán bien fresquitos.

Para desmoldarlos pasaremos un cuchillo entre el flan y el molde, presionamos suavemente el flan para quitar el vacío y volcamos la flanera sobre un plato para que caiga.  Y ya podemos disfrutar de un exquisito flan de huevo casero. Un postre saludable al cien por cien.

NOTAS:

*Puesto que sólo vamos a necesitar tres ingredientes, es aconsejable que éstos sean de buena calidad, como  leche entera fresca  y  huevos camperos. La diferencia se nota. Pero vamos que no es obligatorio, sólo recomendable.

*Si os apetece podéis  aromatizar el flan con vainilla, corteza de limón o de naranja (sin la parte blanca)

*Si queréis que salga aún más cremoso podéis sustituir parte de la leche por nata líquida.

*Procurad que el caramelo no se oscurezca demasiado porque amarga.

Hasta la próxima entrada.

Ali