Qué haríais si os dejaran a rienda suelta con una tarta para que hiciérais con ella lo que quisiérais? Seguro que a más de un@, aparte de comérsela, le encantaría poder estamparla en la cara de alguien, o no? Quién no lo ha pensado alguna vez? A que sí? Debe ser un gustazo!! sobre todo si es alguien a quien no le tienes mucho afecto, diplomáticamente hablando, y que nunca imaginó que te atreverías a hacerlo. Creo que es algo que todos deberíamos hacer una vez en la vida, como lo de plantar un árbol, escribir un libro…jejeje 😉
La tarta que hoy os presento la ha disfrutado Ainara, la pequeñina de la familia que ha cumplido un añito. Por lo visto, ahora está de moda hacer sesiones fotográficas a los peques cuando llegan a su primer año de vida, pero no como veníamos viendo hasta ahora sino colocándoles una tarta delante y dejándoles hacer. Estas critaturitas tan inocentes no tienen ese sentimiento del que os hablaba y la verdad es que es divertido ver como meten sus manos en ella, destrozándola para después chuparse los dedos y ponerse perdiditos de nata, crema, buttercream o lo que sea que lleve la tarta. Sólo de ver como se divierten hace que todos pongamos una sonrisa en nuestras caras. Os apetece que la hagamos junt@s?
Para los bizcochos: Para la buttercream:
400 g mantequilla 250 g mantequilla en pomada
400 g azúcar 250 g azúcar glass
320 g harina colorante rosa (polvo o pasta)
8 huevos Para la cobertura:
vainilla en pasta 500 g chocolate blanco de cobertura
Para hacer los bizcochos me proveí de un molde de silicona con forma de cupcake. Sí, lo sé, ya sé que es muy friki, pero yo quería que la tarta pareciera eso, un cupcake gigante. Otro recurso es utilizar una flanera grande, de silicona a ser posible, luego vereis porqué. Y para hacer la parte superior cualquier otro molde pequeñito, esculpiendo el bizcocho después para darle la forma del copete.
Para hacer los bizcochos batimos la mantequilla en pomada junto con el azúcar y cuando empiece a blanquear añadimos los huevos uno a uno y una cucharadita de vainilla en pasta o líquida. Tamizamos la harina y la incorporamos mezclando ahora con unas varillas de mano. Engrasamos los moldes y vertemos la mezcla. Hornearemos el de la parte inferior durante 1 hora aprox. en horno precalentado a 170ºC con calor arriba y abajo. El otro bizcocho al ser más pequeño lo hornearemos durante 40´aprox. Comprobamos la cocción pinchando el centro con un palillo. Dejamos enfriar completamente.
Con un cuchillo de sierra igualamos la superficie del bizcocho inferior. Seguidamente preparamos la cobertura troceando el chocolate blanco y derritiendolo al baño María.
Vertemos en el molde hasta llenar 1/3 parte. Introducimos el bizcocho y presionamos. Colocamos algo de peso encima y metemos en el congelador varias horas para que solidifique. En mi caso lo dejé toda la noche. Veréis que bien queda la cobertura. A la hora de desmoldar tan sólo tendréis que tirar hacia atrás como si os quitárais un guante al revés.
Para preparar la buttercream vamos a batir la mantequilla a punto de pomada junto con el azúcar glass durante 5 minutos con varillas eléctricas. Añadimos el colorante y batimos nuevamente un par de minutos más.
Extendemos una capa de buttercream sobre la superficie del bizcocho inferior, colocamos el copete y untamos con más crema.
Preparamos la manga pastelera con una boquilla de estrella abierta y comenzamos a hacer rosetones por todo el copete. Para ello colocaremos la boquilla perpendicularmente al bizcocho y sin levantarla demasiado presionaremos haciendo un círculo desde dentro hacia afuera.
Ya sólo queda ponerle un lazo y tenemos nuestra tarta terminada. Me hubiera gustado que viérais como quedó al final de la sesión. Eso sí, ver a la chiquitina como disfrutó, no tiene precio.
Hasta la próxima!
Ali