Imagino que a estas alturas del mes la mayoría ya tiene planificados los menús navideños y compradas las delicias que componen esas bandejas tan apetecibles llenas de turrones, mazapanes, polvorones… Un dulce tradicional que no suele faltar en ellas son los roscos de vino. No hace falta que os diga que son unas pastas con forma de rosquilla elaboradas con vino dulce, frutos secos y especias y que finalmente se recubren con azúcar glass dándole ese aspecto nevado. Hoy los vamos a hacer caseros y vais a comprobar lo sencillo que son de preparar.
Como solemos decir, cada maestrillo tiene su librillo y aquí no iba a haber excepción pues hay variantes tanto en la preparación como en ingredientes pero siempre respetando la base principal.
En otras ocasiones en las que los he hecho he utilizado, aparte de la corteza de limón, también corteza de naranja para aromatizar. Confiaba en que tenía en casa y cuál fue mi sorpresa cuando vi que no quedaba ni una en el frutero, os lo podéis creer? Con lo previsora que soy yo! Con todos los ingredientes ya preparados para empezar y sin ningunas ganitas de salir a comprar. A punto de dejarlo para otro día, finalmente opté por añadirle agua de azahar, un ingrediente que siempre tengo en mi despensa. Me encanta porque es muy aromática y pensé que no le vendría mal. Pues pensé bien, porque tengo que deciros o mejor dicho, juraros y perjuraros, que están muchísimo más buenos así. Esto me recuerda a esos aprendices de pastelero que, por un error culinario, han logrado hacer auténticas maravillas. En menor medida, Dios me libre, pero si no llega a ser porque me falta esa naranja quizás nunca hubiera probado de hacerlo con agua de azahar. Quién sabe! 🙂
Con todo esto quiero deciros que no hay que tener miedo de variar, bien sea agregando o variando algún ingrediente a nuestras preparaciones, siempre y cuando no se modifique la base principal de la receta y teniendo en cuenta la proporción sólida y líquida. Es probando como se aprende y dándole tu toque personal es como la haces tuya. Dicho esto, vamos a empezar.
Necesitamos:
550 g harina
200 ml aceite oliva suave
130 g azúcar
125 ml vino moscatel
corteza de limón
60 g almendra troceada crocanti
30 g sésamo tostado
1 cdta anís en grano (opcional)
1 cdta de canela
1 y 1/2 cda agua de azahar
azúcar glass para rebozar
Con estas cantidades que os pongo saldrán unos 32 roscos aprox. Comenzamos tamizando la harina en un cuenco. Seguidamente ponemos a calentar el aceite junto con la corteza de limón y cuando comience a hervir apartamos del fuego, retiramos la corteza de limón y vertemos poco a poco sobre la harina para escaldarla. Veremos que empezará a burbujear, es lo que tiene que hacer. Con una cuchara de madera mezclamos bien y seguidamente añadimos el resto de los ingredientes, excepto el azúcar glass que lo tendremos reservado para el acabado final. Continuamos mezclando con la cuchara de madera y cuando veamos que la masa se despega de las paredes del recipiente, la volcamos sobre la mesa y seguimos con las manos. No hace falta amasar demasiado, únicamente que los ingredientes se integren. Hacemos una bola con la masa, la envolvemos en papel film y dejamos reposar en el frigo durante 1/4h para que endurezca.
Con ayuda de un rodillo estiramos la masa dejándola de un grosor de 1,5 cm aprox. Y con un cortapastas vamos a darle forma a los roscos. Para hacer el agujero central podéis utilizar como yo, un descorazonador de manzanas.
Vamos colocando los roscos sobre una bandeja forrada con papel vegetal. Crecerán un poquito en el horno así que procuraremos no ponerlos muy juntos. Horneamos a 170ºC durante 20´ o hasta que veamos que empiezan a dorarse. Cuando hayan terminado de hacerse los dejamos enfriar sobre una rejilla para que no se humedezca la base.
Finalmente, una vez fríos, los rebozamos en azúcar glass. Yo los suelo rebozar un par o tres de veces porque me gustan muy blanquitos. Y es que la masa de estos roscos en sí no es muy dulce, por tanto el azúcar glass les va a dar la alegría que necesitan. Pero eso ya como vosotros queráis.
Confío en que los hagáis, no os van a decepcionar y vais a ver que pronto vuelan de la bandeja.
No me he podido resistir y le he dado un mordisco a uno de ellos. Tenía que dar el visto bueno! 😉
Consejos y Sugerencias:
*Podéis envolver cada rosco en papel de seda para que se mantengan en perfecto estado y conservarlos en una caja metálica. A modo de sugerencia, sería un buen detalle para regalar en estos días, cada vez se aprecia más todo lo casero 😉
*En lugar de utilizar la almendra tostada he querido experimentar añadiéndole la almendra crocanti y el resultado es brutal.
Hasta otro día. Besos
Ali