Recuerdo la primera vez que leí el nombre de esta tarta hace ya unos años, me sonaba fatal. Lemon pie. Como que pie…?? Pie de limón…?? 🙂 🙂 Reconozco que no tengo un inglés de cátedra, pero oye que me defiendo como puedo y que si hace falta hasta me lo invento….. 🙂 pero esta palabra os juro que no estaba en el vocabulario que yo había aprendido. Con lo cual eché mano del traductor de google el cual me sacó de mi ignorancia: tarta de limón (lemon pai). Aun así no me quedaba conforme pues, porqué lemon pie y no lemon cake? Pues bien, continuando con mi andadura curiosa por lo visto se le llama “pie” a la tarta cuya base es una tartaleta. Si la base es un bizcocho, hablaríamos de cakes. Uffff….gracias a esta aclaración ya pude dormir tranquila esa noche, jejejej…. 🙂
En cuanto a la masa para las tartaletas hay de varios tipos, dependiendo de si son para versión dulce o salada. En el caso de la dulce, las más comunes son la masa quebrada o la masa sablé y a su vez las pie pueden ser cerradas como en el caso de esta Tarta de cerezas o abierta como la que vamos a hacer hoy.
Vamos a necesitar:
Para la tartaleta:
125 g harina
75 g mantequilla
40 azúcar glass
15 g almendra molida
1 yema de huevo
1 pizca de sal
1 cdta esencia de vainilla
Para la crema de limón:
100 ml zumo limón
200 g azúcar
120 g mantequilla
3 huevos “XL”
1 hoja de gelatina
Para el merengue:
2 claras de huevo
el doble del peso de las claras en azúcar (mitad granulada + mitad glass)
2 ó 3 gotas zumo limón
Lo primero que haremos será preparar la crema de limón (lemon curd) para que vaya enfriando. Esta crema se prepara al baño María. Para ello llevamos a fuego medio un cazo con un poco de agua, un par de dedos más o menos. En otro cazo más pequeño vertemos el zumo de limón previamente colado, el azúcar y la mantequilla y lo colocamos sobre el anterior procurando que no toque el agua para evitar que la mezcla cuaje rápido y se corte. Se ha de cocinar con el vapor del agua.
Cuando la mantequilla se haya derretido añadimos los huevos batidos y removemos constantemente con unas varillas para ligar la crema. Veréis que comienza a espumar ligeramente. Sabremos que la crema está en su punto cuando desaparezcan todas las burbujas, unos 12 minutos aprox.
Hidratamos la hoja de gelatina en agua fría, la escurrimos, la añadimos a la crema, mezclando con las varillas hasta que esté bien integrada. Retiramos el cazo y dejamos templar.
Continuamos con la tartaleta. Vamos a preparar una masa sablé. Las medidas que os pongo son para un aro o molde de 20 cm de diámetro y os sobrará masa. Para ello vamos a mezclar en un recipiente hondo la harina, la almendra molida, el azúcar glass, la esencia de vainilla y la mantequilla fría cortada en dados. Con las yemas de los dedos iremos mezclando los ingredientes hasta lograr una textura arenosa. Añadimos la yema de huevo y continuamos hasta formar una masa la cual, como ya os he indicado en otras ocasiones, no hemos de amasar, sólo cohesionar. Envolvemos en film y refrigeramos durante 5 minutos para que adquiera firmeza.
A continuación entre dos papeles de hornear y con ayuda de un rodillo la estiramos hasta lograr un grosor de unos 4mm y volvemos a refrigerar durante 1/2 h para que endurezca y sea posible manejarla.
Engrasamos el aro, lo colocamos sobre la masa y presionamos para cortar la base.
Medimos la circunferencia del aro y con el resto de la masa, formamos tiras de la longitud que necesitemos y de 2 cm de ancho, las cuales iremos ajustando por el interior y justo encima de la base. Esta masa se ablanda con facilidad por lo que si es conveniente, la volveremos a refrigerar porque sino resultará imposible trabajarla. Unimos el inicio y el final de la tira de manera superpuesta y recortamos el sobrante.
Colocamos sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal y refrigeramos nuevamente durante 1 h. Si tenemos prisa la llevamos al congelador 1/2h.
Precalentamos el horno a 160ºC y cuando haya alcanzado la temperatura sacamos la tartaleta de la nevera, agujereamos la base con un tenedor y le colocamos peso para que no se infle durante el horneado. Yo he utilizado unas alubias pero primero le he colocado papel vegetal para que no se incrusten en la masa durante el horneado.
Mi próxima adquisición caprichosa van a ser unas bolas de cerámica que venden especiales para esto 😉 o…. casi mejor…. un aro y un tapete de horno ambos perforados pues con ellos no necesitamos ni pinchar el fondo de la masa ni poner peso para que no se levante el fondo ni se bajen las paredes, además de que el horneado es más uniforme. Me lo pensaré, aunque creo que la segunda opción me seduce más 🙂
Horneamos durante 10 minutos, retiramos el peso y el papel y continuamos horneando hasta que veamos que toma un bonito color dorado. Retiramos la bandeja, traspasamos la tartaleta a una rejilla con mucho cuidado porque en caliente es muy frágil. Cuando haya enfriado, retiramos el aro y rellenamos con la crema fría. Llevamos nuevamente a la nevera para que la crema adquiera firmeza.
Y vamos a por la tercera elaboración: el merengue francés. Es el más sencillo de todos. Es importante que las claras estén a temperatura ambiente pues montan mejor y adquieren más volumen. Comenzamos a batir las claras junto con las gotas de limón que ayudará a estabilizarlas y les aportará brillo. Si utilizamos batidora eléctrica, comenzaremos con la velocidad media. Cuando empiecen a espumar iremos añadiendo los dos tipos de azúcar en forma de lluvia y a continuación batiremos a velocidad media-alta. Cuando el merengue esté firme y brillante dejamos de batir.
Llenamos una manga pastelera con una boquilla, en este caso de estrella abierta, pero perfectamente puede ser redonda o como más os guste. Formamos los adornos sobre la superficie de la tarta. Podéis cubrirla toda o como en este caso dejando el centro sin cubrir, a mi me gusta más estéticamente.
Y a continuación con un soplete de cocina iremos tostando el merengue a cierta distancia y con mimo, pendientes de que no se nos queme.
Y ya la tenemos terminada. La conservaremos en la nevera hasta el momento de consumirla. Fría es como más buena está.
En honor a la verdad tengo que deciros que esta tarta me sorprendió gratamente porque lo que en un principio me parecía que podía resultar empalagosa, nada más lejos, ya que el dulzor del merengue tostado se equilibra con la acidez de la crema fría de limón y si a eso le sumamos el crujiente de la tartaleta……. mmmmm para morirse.
Venga va que os invito a un trocito para que lo comprobéis.
Hasta la próxima. Besos mil.
Ali
Consejos y Sugerencias:
*Con la masa sablée que nos sobre podemos darle forma a unas galletas y hornearlas en horno precalentado a 160ºC durante 12 minutos o hasta que veamos que los bordes se doran. O podemos hacer otra tartaleta más pequeña. O incluso congelarla para otra ocasión.
*Tanto si hacemos el merengue con varilla manual o eléctrica, hemos de asegurarnos que quede bien firme y brillante para que no se desmorone.
*De no disponer de soplete de cocina podemos tostar el merengue en el grill del horno pero para ello utilizaremos una temperatura alta para que se dore rápido y así evitar que se requeme la tartaleta al estar ya horneada.