Cuántas veces habremos escuchado aquello de si la vida te da limones…. haz limonada, verdad? Pero….. y si te da naranjas? qué haces? pues…. haz como yo, mermelada….! Y es que mirad, tengo una vecina valenciana, muy salada ella, que hace unas semanas estuvo por su tierra y vino cargadita de naranjas pues por lo visto su familia tiene varios naranjos para consumo propio y no sabe ya qué hacer con ellas. La pobre va repartiendo a los familiares y amigos. Que bien podría poner un puesto en el “mercao”, seguro que en cero coma las liquidaba porque están buenísimas. Total que hace unos días me vino con una caja de madera, de esas de la fruta, a rebosar. Toma, para tí, haz lo que quieras con ellas, me dijo, pero de lo que hagas acuérdate de mí eh…. No sabe na´ mi vecina…. jejejejej. Pues había que darles giro porque en la nevera no me cogían todas y, para no desperdiciarlas, en casa hemos estado a base de zumos. Zumo para desayunar…. zumo para el postre…. zumo para merendar…. o sea que de vitamina C vamos bien cargaditos. Sueño con ellas y todo jejejejjej…. Pero me quedaba con la espinita de haberles sacado algo más de provecho, por lo que decidí hacer una rica mermelada que, para mí, aparte de la de arándanos, es la que más me gusta.
Con la cantidad que os he indico tenéis para unos cuatro frascos pequeños. Y es que muchas veces, por lo menos en mi caso, los empezamos de capricho y luego se queda la mermelada en la nevera días y días al fondo del estante y cuando te acuerdas de que está allí y la vuelves a coger resulta que se ha estropeado. Os cuento como hacerla.
Necesitamos:
500 g naranja troceada
300 g azúcar
1 cda zumo limón
zumo de 1 naranja
1 palito de canela
Lavamos muy bien las naranjas, a se posible con un cepillito y las secamos con un trapo. Con un pelador retiramos la corteza de una de las naranjas y la cortamos en una juliana muy pequeña y seguidamente le extraeremos el zumo. Pelamos el resto y con un cuchillo afilado retiramos toda la parte blanca de la naranja para que no amargue demasiado y también porque esta parte blanca no se cocina bien y eso se nota en el paladar y no es agradable.
Comentaros que la pectina que contiene la corteza de las frutas tiene un papel muy importante en la preparación de las mermeladas ya que reacciona con el azúcar así como con el ácido que posee la fruta y forma un gel que hace que nuestra mermelada espese antes, disminuyendo así el tiempo de cocción y manteniendo por tanto el sabor de la fruta fresca. Como no todas las frutas tienen el mismo nivel de acidez o incluso algunas casi carecen, por norma se suele añadir zumo de limón a la fruta cuando se está cocinando para activar la pectina.
Bien, pues después de este apunte, continuamos. Echamos a un cazo la naranja troceada junto con la corteza en juliana, el zumo de naranja y la cucharada de zumo de limón. Tapamos y llevamos a fuego medio durante 15 minutos. A continuación añadimos el azúcar y el palito de canela. Mezclamos bien y cocinamos durante otros 40 minutos a fuego medio bajo sin la tapa. Si queréis podéis añadir más azúcar pero vamos…. que no le hace falta. Si la hacemos muy azucarada nos resultará empalagosa aparte de que enmascara el sabor de la fruta. Pero como veáis, para gustos los colores.
Igual de importante es no quedarse corto en el cocinado como no excederse en el punto de cocción. Si lo cocinamos poco no habrá dado tiempo a que la pectina se enlace con el azúcar y nuestra mermelada será un desastre, parecerá más bien un puré de frutas caliente y posiblemente en unos días fermente. Y si nos pasamos llegaremos incluso que caramelizar o, cuando menos, que resulte muy pastosa y cristalice al poco de envasarla. Así que para saber cúal es el punto ideal de cocción, hay varios trucos. Yo el que suelo hacer es coger una muestra de mermelada con una cuchara, la dejo enfriar unos segundos y seguidamente la dejo caer dentro de un vaso con agua muy fría. Si cae al fondo sin perder la forma es indicativo de que ya está lista. Si por el contrario se desintegra o se divide en trozos, indica que aún le falta un ratito. Pero para más exactitud otro modo de comprobarlo es a través de la temperatura. El punto mermelada se alcanza entre los 105 y los 108 grados aprox. Así que sería ideal hacernos con un termómetro de cocina y cuando nuestra mermelada alcance esa temperatura podemos considerar que ya está en el punto óptimo.
Se conserva perfectamente en la nevera durante un par de semanas. Pero si habéis hecho más cantidad y queréis hacer conserva al baño María, tened en cuenta que debéis llenar los tarros de cristal con la mermelada aún caliente, no la dejéis entibiar ni enfriar.
La mermelada tiene que tener un color brillante, atractivo y que refleje el color de la fruta como el que muestra la fotografía.
Me está entrando un hambre…….. Que os parece si me acompañáis a tomar una rebanada de pan tostado con mantequilla y una cucharada de este pecado? Sí, pecado, porque para mí no tiene otro nombre 😉
Tanto si la preparáis de naranja como de cualquier otra fruta, espero que los tips que os he indicado os ayuden a elaborarla y el resultado sea espectacular. Vais a notar la diferencia, en serio.
Os espero aquí de nuevo la semana que viene. Un beso.
Ali
Consejos y Sugerencias:
*Otra forma de hacer la mermelada es dejando macerar durante unas horas la fruta con el azúcar en un recipiente hermético y en la nevera pero sin las cortezas en juliana, las cuales cocinaríamos en un cazo a parte durante 15 minutos, escurriríamos y añadiríamos a las naranjas troceadas en el momento de la cocción. De cualquiera de las maneras está divina.