Decidme, a quienes de vosotros no os han mandado en alguna ocasión el típico castigo de escribir cien veces “no hablaré en clase”? Uiiiii…….. parece que no veo muchas manos!! jejejejjjj. A los que no, sería porque érais muy buen@s y obedientes. En mi caso el problema venía siempre porque era muy charlatana y me llamaban la atención una vez….. dos veces….. y a la tercera….. castigo al canto! Era de esperar. Y el profesor, no contento con eso, a continuación me sacaba a la pizarra. Aún recuerdo sus palabras: a ver…. la señorita de la tercera fila… sí sí usted, no mire atrás… la que no calla ni bajo el agua…. salga aquí y vamos a ver qué más sabe hacer….. Y con los ojos entornados y esa sonrisa típica del que está convencido de que vas a quedar en ridículo, me daba una tiza para resolver las ecuaciones más enrevesadas, lo cual para su sorpresa las hacía todas bien, cosa que a él le desconcertaba bastante pues no entendía como podía hacerlas perfectas siendo que no prestaba toda la atención que se requería. Bueno….. eso es lo que él creía claro, porque por suerte y sin ánimo de ser vanidosa, siempre tuve la capacidad de atender a la vez que hablaba con mi compañera de la mesa de al lado jijijijijiii….. Y eso quizá era lo que me salvaba de que enviaran una nota a casa para tutoría aunque, ya os digo yo, que poco habría faltado siendo que sieeeempre estaba tentando a la suerte. El engorro de los castigos ya no era el hecho de tener que escribirlos en sí, sino que debía esperar a que mis padres se hubieran ido a dormir para que no me pillaran, con lo cual se me hacían siempre las tantas y al día siguiente amanecía hecha pedazos. Total que eso me llevó a plantearme seriamente que….. las charradetas…. mejor las dejábamos para la hora del recreo 😉
Y a la hora del recreo, como siempre me desayunaba un bocata. Nada de chufliterías que eso no alimenta, me decían en casa. No sabéis cuánto lo agradezco ahora, pues aunque por aquél entonces no fuera consciente, aquello me ayudó a aprender a comer bien y dejar los extras para ocasiones especiales. Sin embargo, para variar esa rutina, había un día de la semana en la que mi bolsa de desayuno contenía galletas y chocolate. Con lo golosa que soy…. imaginaros…. para mí era lo más!!
Hoy vamos a hacer las galletas con la chocolatina ya incorporada, para la cual vamos a necesitar un molde especial para chocolate, bien sea de silicona o policarbonato. Yo, el que tengo es de silicona y forma parte de un kit para hacer este tipo de galletas. Lo compré de capricho hace ya bastante tiempo y creo que ya va siendo hora de estrenarlo.
Mirar, vamos a necesitar:
125 g harina
75 g mantequilla fría
40 g azúcar glass
15 g almendra molida
1 yema de huevo
1 pizca de sal
1 cdta esencia de vainilla
200 g de chocolate negro de cobertura
Para preparar las galletas vamos a mezclar en un recipiente amplio la harina tamizada junto con la almendra molida, la pizca de sal, el azúcar glass, la esencia de vainilla y la mantequilla fría cortada a dados pequeños. Mezclamos los ingredientes hasta que obtengamos una masa arenosa. Podemos hacerlo a mano o con el accesorio de pala en el caso de usar amasadora. Es importante que la mantequilla no se derrita con el calor de las manos, por tanto si quedan trocitos es señal de que la masa está perfecta. Esos trocitos van a hacer que las galletas nos queden crujientes. Añadimos la yema de huevo y mezclamos lo justo hasta que los ingredientes estén integrados. Repito lo de siempre, no hay que amasar como si fuésemos a hacer pan, ya que no queremos que se desarrolle el gluten de la harina y tampoco que se derrita la mantequilla. Formamos una bola, envolvemos en film y dejamos enfriar en la nevera 10 minutos.
Colocamos la masa entre dos hojas de papel vegetal y estiramos con un rodillo hasta conseguir un grosor de unos 4 mm aprox. Dejamos reposar en el frigo 1/4 h para que endurezca.
Con el cortador vamos dando forma a las galletas y las vamos dejando sobre una bandeja de horno forrada con papel vegetal o sobre un tapete de silicona.
Precalentamos el horno a 180ºC con calor arriba y abajo. Mientras alcanza la temperatura llevamos la bandeja de galletas de nuevo a la nevera para que endurezcan, de esta manera mantendrán la forma durante el horneado. Colocamos la bandeja en la parte media y horneamos durante 12 minutos o hasta que veamos que los bordes se empiezan a dorar. No las dejéis más tiempo o quedarán duras. Queremos que queden crujientes. Una vez hechas las traspasamos a una rejilla con cuidado de no romperlas porque en caliente son bastante frágiles. Dejamos que enfríen por completo.
A continuación prepararemos las chocolatinas. Lo ideal es atemperar el chocolate. Porqué? pues porque se va a mantener brillante todo el tiempo, crujiente y no aparecerán en la superficie las típicas manchas blanquecinas. Si no lo atemperamos, el resultado será una chocolatina opaca, blanda y al cabo de unas horas se cubrirá de motitas blancas que no son ni más ni menos que la manteca de cacao que ha subido a la superficie y ha cristalizado. Esto no quiere decir que esté en mal estado, podemos comerlo tranquilamente, pero visualmente…. como que no es muy atractivo y si tenemos intención de regalar una caja de estas galletas, más vale que tratemos con cariño el chocolate. Y sé que esto puede echaros para atrás por pensar que es complicado, pero os prometo que no, seguid leyendo y lo vais a comprobar.
Mirad, para atemperar bien el chocolate éste tiene que pasar por varias fases: fundido-enfriado-templado. Hay dos formas de hacerlo: la que utilizan los maestros chocolateros, sobre una mesa de mármol moviendo el chocolate de un lado a otro para bajar la temperatura y que, realmente es un espectáculo verlo hacer, pero para quienes no dominamos la técnica puede ser desastroso y frustrante porque lo pondríamos todo perdido……. Y el otro método que es el os voy a contar ahora que es más sencillo y además no ensuciamos nada más que un recipiente. Lo más importante: respetar las temperaturas de estos tres tiempos, de lo contrario el trabajo no habrá servido para nada. Así que, mi consejo es que os hagáis con un termómetro de cocina para una mayor exactitud, aquí no vale hacerlo a ojo.
Comenzamos va…. Ponemos 2/3 del chocolate, es decir 133 g en un bol y el resto lo ponemos en otro recipiente. Derretimos en el microondas los dos tercios en intervalos de 20 segundos removiendo cada vez con una espátula para evitar que se queme. Una vez fundido comprobaremos con el termómetro la temperatura y cuando esté entre los 50-55ºC lo verteremos sobre el resto del chocolate, removemos enérgicamente para que se derrita por completo y baje la temperatura a los 28-29ºC. Así conseguimos que enfríe. En ese punto lo volvemos nuevamente al microondas para templarlo durante unos 5 segundos o hasta que la temperatura del chocolate alcance los 30-31ºC. Y ya lo tenemos listo para usar. Pero hemos de tener en cuenta que mientras lo estemos usando no debemos dejar que baje su temperatura. De ser así, lo meteremos de nuevo al micro unos segundos para mantenerla.
Vertemos el chocolate en el molde para las chocolatinas y llevamos a la nevera un ratito a enfriar y endurecer. Os sorprenderá lo rápido que solidifica.
Damos la vuelta al molde y presionamos para que salgan de sus cavidades. A continuación ponemos varios puntos de chocolate sobre la galleta, los cuales servirán para pegar la chocolatina y colocamos ésta encima. Ojo! al cogerlas de no marcar la huella dactilar, lo mejor es cogerlas por debajo ayudándonos de algún utensilio.
Y ya las tenemos listas para tomar.
Quizá sea un engorro lo del atemperado, pero creedme, el resultado se nota y sino, probad de hacer una de cada y me contáis. Aunque……venga va…… si las vais a comer al momento, os perdono el atemperado, no estará tan crujiente ni tan brillante el chocolate pero puede pasar. Y repito, si la idea es hacerlas con días de antelación, hacedme caso, A T E M P E R A R. Me estoy poniendo tan pesada con el tema que seguro que más de un@ esta noche soñará con esto ejejjejjjj…… 😉
Y esto ha sido todo por hoy. Que lo disfrutéis y os espero aquí la próxima semana. Besos
Ali
NOTAS:
*Se conservan en perfecto estado durante días en una caja de lata.
*A continuación os indico las temperaturas para atemperado de chocolates:
Negro: Fundido entre 50-55ºC. Enfriado a 28-29ºC. Atemperado a 30-31ºC.
C/leche: Fundido entre 40-45ºC. Enfriado a 27-28ºC. Atemperado a 29-30ºC
Blanco: Fundido entre 30-35ºC. Enfriado a 26-27ºC. Atemperado a 28-29ºC.
Que buenas 😋😋
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Gracias Roser. Siiii, están muy ricas. 🙂
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