Madre mía, qué semanita he llevado, si os cuento….. Y es que parece que hay semanas que están gafadas. Comencé con el lunes cruzado y el resto de días se han ido complicando de mala manera. Y la verdad es que de normal los días se me pasan volando supongo que como a la mayoría de los mortales que cuando te quieres dar cuenta ya es viernes otra vez. Es como si el tiempo fuera a mil revoluciones. Tampoco quiero eso. Pero esta vez cuando llevábamos mitad de semana pensaba Uffff xD… aún estamos a miércoles? Que ganitas tenía de que llegase el finde para descansar y desconectar. Y es que ha sido una semana durilla, un sin parar con varios frentes abiertos……. por la mañana apagando fuegos en el curro y por las tardes liada con gestiones pendientes. Para más inri, un curso del trabajo que ha durado cuatro días y que hicimos por skype a la peor hora, es decir, después de comer, y si a eso le sumas que la persona que te lo da mantiene todo el tiempo el mismo tono de voz, pues qué quéreis que os diga, que para mí aquello era como una nana y más con el cansancio acumulado que llevaba, lo que significa que intenté atender todo lo que pude e hice ver que me interesaba muchísimo pero en realidad aunque mis ojos estaban abiertos mi mirada estaba totalmente perdida en el infinito. Suerte que no me hicieron ninguna pregunta…. 🙂 Ahora no tendré más remedio que buscar un ratito para leerme el temario que nos pasaron. Pero a ver cuándo! uff que pereza….. si es que no me da la vida para más!! Aun así, habiendo terminado la semana agotadita del todo, no pienso renunciar a dedicarle un rato a este blog, hoy con algo sencillo que no estoy yo para muchos trotes: un sirope de granada que se elabora en un abrir y cerrar de ojos y que podemos usar tanto para endulzar un yogur, como para preparar un refresco, acompañar quesos e incluso aderezar una ensalada.
Ingredientes:
1 granada grande
1 taza de agua
1 y 1/2 taza de azúcar
Lo primero en lo que nos hemos de fijar a la hora de escoger una granada es en la piel, que no esté agrietada ya que eso es señal de que está demasiado madura. Otro factor que hemos de tener en cuenta es el peso, cuanto más pese mejor, eso quiere decir que las semillas contienen mucha agua y es una granada jugosa. Y por último el color de la piel que ha de ser pardo tirando a rojizo. No porque sea muy roja los granos van a ser más rojos, no tiene nada que ver.
Partimos la granada por la mitad y desgranamos. Ponemos todos los granos en un cazo y añadimos el azúcar removiendo bien para repartirla.
Con una maza presionamos los granos para sacarles el jugo y dejamos macerar 1 hora hasta que el azúcar se haya disuelto. En lugar de una maza podemos utilizar la batidora eléctrica pero en ese caso el jugo coge mucho aire y adquiere un tono rosado pálido nada atractivo. Por ello yo prefiero usar la maza.
Una vez que el azúcar se ha disuelto añadimos la taza de agua y llevamos a fuego medio-alto. Cuando alcance el punto de ebullición bajamos el fuego y dejamos que hierva despacito durante unos 10 minutos. Retiramos y cuando enfríe pasamos por un colador a un frasco de cristal.
Si queremos una textura más espesa lo podemos dejar reduciendo más tiempo hasta que se forme una especie de jarabe, ideal para acompañar quesos y aderezar ensaladas.
Con un toque de sirope de granada en un vaso con hielo, soda y rodaja de limón obtendremos una bebida de lo más refrescante.
Y si lo que queremos es un rico cóctel le añadiremos también un poco de vodka o ron 😉
Se conserva en perfecto estado en la nevera durante un mes.
La granada tiene tantas propiedades beneficiosas para nuestra salud que es una pena que sólo las encontremos cuando están de temporada.
Espero que os guste. Hasta la próxima. Besos
Ali
Escribes tan bien que podrias dedicarte a escribir cuentos o novelas. No es broma. Un beso
Enviat des del meu iPhone
Me gustaLe gusta a 1 persona
Hola Pere!! Gracias, lo tendré en cuenta…jejejj
Me gustaMe gusta