
Alguna vez habéis tenido curiosidad por saber cómo se preparan las nubes? Pues yo sí, muchas veces. Sin embargo, no me había dado por prepararlos hasta hoy porque, entre otras, aunque sé que os puede parecer raro….. no soy muy de chuches y no tengo por costumbre comprarlas. Ni siquiera cuando he ido al cine, que ya sabéis que están tan a mano y resultan tan tentadoras con tanta variedad de formas y colores….. Prefiero un cubo de palomitas que me pirran, con su correspondiente refresco de cola claro está. Pero, a falta de éstas, no me lo pienso y me tiro directamente a por las nubes, sin dudarlo.
Como aprendiz autodidacta constante que soy, estuve trasteando por la red y descubrí que estas golosinas esponjosas, acolchadas y etéreas son más fáciles de hacer de lo que jamás hubiera imaginado, en serio. Tan solo se necesitan tres ingredientes: agua, azúcar y gelatina. El secreto para lograr esa textura tan particular está en trabajarlos de manera adecuada hasta el punto de lograr una pasta que una vez gelificada, se divide en porciones y se rebozan ligeramente en una mezcla a partes iguales de azúcar glass y maicena para que no se peguen entre ellas. Si utilizamos solo azúcar glass para sellarlas es muy probable que sea absorbido y resulten pegajosas.
El inconveniente que les veo es que de saludables no tienen nada…. pero ahí ya está en la capacidad de cada uno de poder controlarse y no liarse a comer uno tras otro como si no hubiera un mañana…… difícil por cierto, porque están….. de puro vicio. Puedo aseguraros que el resultado es magnífico y todos sabemos que lo hecho en casa siempre es mejor pues nos ahorramos esos ingredientes químicos extras que a saber……
Ah…. en mi andadura por la red, leí que se les conoce como malvaviscos porque ya en tiempos del antiguo Egipto se elaboraban utilizando extracto de la planta de malvavisco. En aquél entonces eran una especie de caramelos chiclosos que se tomaban para aliviar dolores de garganta, tos…. Que por cierto eran considerados un lujo y solo estaban reservados a los fararones y gente noble. Por lo visto si el pueblo llano osaba tomar alguno era sentenciado con pena de muerte. Increíble….. por un caramelito……? En fin…. siempre ha habido clases y gobernantes.
Hoy en día los malvaviscos que conocemos nosotros no tienen nada que ver con aquéllos aunque conserven el nombre. La receta original fue cambiando debido al complejo proceso para conseguir el extracto de la planta, sustituyéndose éste por gelatina y/o claras de huevo.
Creo que a todos nos es familiar la típica escena de las películas en las que vemos como sus protagonistas se arremolinan alrededor de una hoguera con sus brochetas de malvaviscos tostarlos al fuego, verdad? Es todo un clásico. Yo no las he he probado nunca así pero cuando tanto lo hacen será porque está bueno. Lo que sí he hecho es sumergirlos en chocolate a la taza caliente y mmmm…… están deliciosos.
Animaros a hacerlos, mirad para un recipiente de 20 x 20 cm necesitamos:
125 ml agua
10 g gelatina en hojas
200 g azúcar
Otros: azúcar glass y almidón de maíz a partes iguales
Antes de comenzar a preparar nuestras nubes o malvaviscos es necesario tener todos los ingredientes preparados así como el recipiente donde vamos a verter la mezcla ya que hemos de trabajar con rapidez. En este caso he utilizado un molde cuadrado de 20 x 20 cm. Pero puede servirnos un simple recipiente cuadrado o alargado. Al ser una mezcla muy pegajosa hemos de forrarlo con papel vegetal y después lo engrasaremos ligeramente con aceite vegetal (que no deja sabor) y espolvoreamos con un pelín de maicena, retirando siempre el sobrante. La espátula con la que vaciaremos la mezcla también la vamos a engrasar para que deslice, aún así siempre tiende a quedarse algo pegado.
Para hacer nuestras nubes de azúcar necesitaremos una batidora de varillas y si puede ser potente mejor. En un recipiente ponemos a hidratar la gelatina en 4 cucharadas de agua. Veremos que está en su punto cuando esté blandita. Mientras tanto vamos a calentar a fuego medio el resto del agua con el azúcar sin dejar de remover que éste se haya disuelto y no queden granillos de azúcar, lo que podemos comprobar tocando el agua con las yemas de los dedos y frotándolas. Retiramos del fuego y añadimos directamente sobre la gelatina ya hidratada y con ayuda de unas varillas eléctricas comenzamos a batir a velocidad alta durante 10 minutos, hasta que veamos que tiene aspecto de merengue firme.

Con las espátula engrasada vaciamos la mezcla al recipiente que teníamos preparado y la alisamos con rapidez antes de que la gelatina empiece a hacer su proceso, de lo contrario no la podremos extender.

Dejamos reposar un mínimo de tres horas antes de cortar las porciones. Vamos a preparar ahora un cuenco con azúcar glass y almidón de maíz (maizena) a partes iguales. Con un cernidor o colador espolvoreamos la superficie de trabajo. Invertimos el molde para que caiga el malvavisco sobre esa fina capa de azúcar glass y almidón. Retiramos el papel vegetal y espolvoreamos también por encima. Ahora con un cuchillo largo y afilado lo dividimos en cuadrados. Para que no se nos pegue la mezcla al cuchillo también lo hemos de espolvorear, después de cada corte. Una vez que hemos cortado todas las piezas, las pasamos por la nuevamente por la mezcla y las sacudimos ligeramente para retirar el sobrante.

Las guardaremos en un recipiente con tapa y conservamos en nevera.
Se conservarán en perfecto estado siempre que estén cubiertas o se resecará la parte externa.
Y ya podemos disfrutarlas solas o con añadirlas a una buena taza de chocolate caliente.

Que seáis felices.
Ali
CONSEJOS Y SUGERENCIAS:
*Si queremos hacerlas de sabores podemos utilizar fruta deshidratada en polvo o vainilla concentrada, cacao o especias como la canela…. Incluso podemos sustituir el agua por zumo de fruta. Y si queremos darle color agregaremos un pelín de colorante ya que suelen ser muy concentrados.
*También podemos darles forma con cortadores de galleta pero hemos de tener en cuenta que se desperdicia bastante masa.
*Si nos apetece tostarlos, nos puede venir bien un soplete de cocina.