Cualquier excusa es buena para disfrutar de esta cheesecake de limón que, en serio, está……. que quita el sentío! Es cremosa, refrescante y con saborazo extra a cítrico gracias al glaseado de crema de limón que la hace aún más tentadora. Y os puedo garantizar que el equilibrio entre la acidez del limón y la dulzura de la tarta está más que logrado. A los amantes de lo cítrico les va a encantar.
Como os he comentado en alguna ocasión, las tartas de queso son muy versátiles ya que admiten infinidad de sabores así como diferentes formas de preparación y presentación. Las podemos hacer con o sin base de galleta, con horno, sin horno, al baño María…. Las que se preparan sin horno suelen ser más ligeras, con textura parecida a una mousse. Son ideales para preparar en verano por aquello de no encender el horno cuando el calor aprieta. Las que se cocinan en el horno resultan un poco más densas pero ricas igual. Y finalmente están las que se cocinan al baño María pero dentro del horno. Qué cual es la mejor opción? Pues cualquiera de las tres está bien. Todo va a depender de los gustos de cada uno. Para mí, la mejor es al baño María dentro del horno ya que el calor se va a distribuir uniformemente y gracias a una cocción lenta y al vapor que se genera nuestra tarta va a resultar más cremosa. Además, con este método hay otra ventaja y es que no se nos quemará. Hoy la vamos a hacer así. Por cierto, prometo traeros una de las que se preparan sin horno, pero eso ya más adelante, cuando haga más calor.
Este tipo de tartas son fáciles de hacer y no hace falta ser un experto@ para que nos queden bien, pero sí es verdad que hay que tener en cuenta algunos detalles que hoy veremos para que nuestra tarta pase de estar rica a ser espectacular. Y es que, a quien no le gusta de vez en cuando marcarse un postre de diez y dejar a todos con la boca abierta? Pues con esta tarta lo tenéis bien fácil. Van a ser todo felicitaciones y ovaciones de pie, en serio…. ya me lo diréis!
Si queréis probar de otros sabores podéis echar un vistazo a esta Cheesecake de chocolate, o esta Cheesecake de toffee o la clásica Cheesecake con mermelada de arándanos (mato por ella 🙂 ) Son de esas tartas que has de probar a hacer aunque sea sólo una vez en la vida. Ya no sé que más decir para convenceros. Mejor no os la puedo vender! que parece que me llevo comisión..… 😉
Nos ponemos ya a hacerla que tengo unas ganas terribles de hincarle el diente. Mirad, para un molde de 18 cm de diámetro vamos a necesitar,
Para la base:
200 g galletas tipo digestive
75 g mantequilla derretida
Para el relleno:
500 g queso mascarpone
5 huevos “M”
6 ó 7 cdas zumo limón
150 ml nata líquida
150 g azúcar
Para la crema de limón:
3 huevos
100 g azúcar
60 ml zumo de limón
80 g mantequilla fría cortada en dados
Antes de empezar deciros que es importante que los ingredientes estén a temperatura ambiente, por tanto los que sean de nevera los sacaremos un rato antes.
Comenzamos engrasando con mantequilla un molde desmoldable y colocando en la base un círculo de papel vegetal para retirarla después con facilidad. Para hacer la base vamos a triturar las galletas en un molinillo o en una procesadora de alimentos o bien las introducimos en una bolsa con cierre y las machacamos con una maza o un rodillo. Cuando ya las tengamos trituradas les añadimos la mantequilla derretida y mezclamos bien hasta formar una especie de arena mojada. La echamos en el molde y presionando con las manos extendemos por el fondo y las paredes o sólo por la base como queráis, hasta que veamos que se queda pegada. Horneamos durante unos 10 minutos a 180ºC con calor arriba y abajo. De esta manera la galleta se va a tostar y le aportará un puntito crujiente a la tarta. Retiramos del horno y dejamos enfriar.
Mientras se enfría vamos a preparar el relleno. Para ello vamos a batir el queso crema con el azúcar para aligerar la textura, el queso mascarpone es muy denso. A continuación añadimos los huevos y el zumo de limón. Batimos hasta que se hayan integrado pero sin excedernos con el batido para que la mezcla no se llene de burbujas de aire. Vertemos sobre la base de galleta y damos unos golpecitos al molde para que las posibles burbujas que se hayan formado salgan a la superficie y exploten. Y es que, a menos burbujas más cremosidad. Preparar el baño María es muy sencillo, simplemente hay que coger un recipiente amplio y apto para horno, llenarlo agua caliente hasta cubrir 1/3 de su altura, introducir el molde con la tarta dentro del recipiente con agua y llevar al horno. Pero como veréis en la fotografía yo he tenido que hacer algún que otro apaño y os explico el porqué. He utilizado un molde desmoldable eh que sí! Bien pues, por muy hermético que sea el cierre cabe la posibilidad de que pueda entrarle agua y arruinarnos la tarta. Así que antes de coger un disgusto lo mejor es prevenir, por ello he cubierto todo el molde con papel de aluminio, he puesto tres capas y a más a más he colocado una bolsa de las de congelación por fuera para protegerla, por si las moscas…. La bolsa la he agarrado al molde con unas pinzas para que no se mueva. Así de esta manera también evitamos que se evapore el agua.
Como os decía al principio también podemos hornear la tarta directamente en el horno sin el baño María, más abajo os indico los tiempos, pero el resultado no será el mismo y como yo quiero que os quede rica rica, pues insisto en el tema. Hacedme caso, no os vais a arrepentir.
Precalentamos el horno a 150ºC con calor sólo abajo. Cuando haya alcanzado la temperatura introducimos el molde y dejamos cocinar 1 y 1/2 h. El cocinado va a ser lento pero seguro. Si la temperatura es mayor lo único que vamos a conseguir es que se cuaje bruscamente, aumentando de volumen en un primer momento pero al retirarla del horno se hundirá por el centro. Durante ese tiempo no vamos a abrir la puerta del horno para nada ya que el cambio brusco de temperatura puede hacer que nuestra tarta se agriete. Pasada la hora y media comprobamos si está cuajada clavando una brocheta en el centro, si sale limpia o un pelín húmeda ya podemos retirarla del horno. Por cierto, olvidé tirar la fotografía, lo siento, estas son las cosas del directo 😉 Si movemos un poco el molde veremos que la tarta se tambalea en el centro. Eso es bueno, quiere decir que se ha cocinado bien y conforme se enfríe va a tomar cuerpo. Si no se tambalea es porque se ha cocinado más tiempo del debido, no pasa nada, pero quizá esté un poco más apretada. Es importante dejarla enfriar gradualmente, es decir, primero a temperatura ambiente y después llevarla al frigo. Ha de reposar un mínimo de 8 horas para que coja firmeza antes de desmoldarla y se asienten los sabores. Lo ideal es dejarla preparada la víspera.
El día anterior vamos a dejar prepararada la crema de limón (lemon curd). Y también la vamos a hacer al baño María pero esta vez en el fogón. Para ello vertemos agua caliente en un cazo y llevamos a fuego medio. En otro cazo más pequeño ponemos los huevos, el azúcar, el zumo de limón y lo colocamos sobre el cazo grande. En este caso nos vamos a asegurar de que el agua no toque el fondo del cazo pequeño, solo necesitamos el vapor del agua.
Durante todo el proceso del baño María vamos a mezclar con unas varillas sin dejar de remover para que los huevos no se cuajen. Veréis que la mezcla en un principio está muy líquida y que poco a poco se vuelve blanquecina por la cantidad de diminutas burbujas que se forman, todo va bien, hemos de seguir removiendo en todo momento hasta que esas burbujas desaparezcan. En ese punto la crema ya habrá tomado consistencia, pero aún así seguimos removiendo un par de minutos más. En total serán unos 5 minutos más o menos. La pasamos por un colador a un recipiente para retirar posibles grumos, así quedará fina y sedosa. Y seguidamente, antes de que enfríe le añadimos la mantequilla fría y mezclamos bien hasta que se haya fundido por completo. Cubrimos la crema con film a piel, es decir, que entre en contacto para evitar que seque la superficie. Dejamos enfriar a temperatura ambiente y finalmente la llevaremos al frigo para que coja cuerpo.
Al día siguiente, retiramos la tarta del frigo y para desmoldarla primero pasamos el filo de un cuchillo por todo el contorno por si se hubiera quedado algo pegada. Desmoldamos la tarta, retiramos el papel vegetal de la base y la colocamos en el plato de servir. Vertemos la crema de limón por encima.
Y qué hacemos con la crema que nos sobre? Pueeeeeees….. no sé……. vosotros que creéis que haría yo? Pues eso…. me liaría a cucharadas 😉
Y un último consejo, para que las porciones nos queden perfectas al cortarlas mojaremos en agua caliente el cuchillo antes de cada corte. Es un truco que aprendí y siempre lo aplico.
Sólo me queda por deciros que la textura en boca es….. mmmmm….. no tengo palabras.
Lo dicho, animaros a hacerla, si seguís los tips que os he dado, os quedará impresionante.
Besos y hasta la próxima.
Ali
Consejos y Sugerencias:
*Otra opción en lugar de hornear la base de galleta es dejar el molde en la nevera hasta que endurezca pero debéis saber que no quedará tan crujiente.
*Si la cocinamos en el horno directamente sin baño María la temperatura no es la misma. Lo suyo para que se hornee perfectamente es precalentar el horno a 200ºC con calor arriba y abajo. Horneamos durante 15 minutos y a continuación, sin abrir la puerta, bajamos la temperatura a 100ºC y horneamos durante 1 hora más. Cuando acabe el tiempo dejamos que repose dentro del horno apagado otra hora. A continuación la retiramos y dejamos enfriar a temperatura ambiente. Finalmente llevamos a la nevera un mínimo de 8 horas.
Como siempre, impresionante!
Esta si que me la has acertado porque me encanta el limón y que mejor manera de comerlo que así 😉
Mmmmmmmmmm que ganas tengo te tener un rato para hacerla y probarla.
Gracias guapa!
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Gracias corazón. Te gustará y mucho. Lee bien los consejos y te quedará estupenda. Para repetir. Un abrazo wapetona
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