De entre las muchas cosas buenas que tiene el otoño hay una que me tiene encandilada y es la variedad de frutas de colores llamativos que vemos en los aparadores de las fruterías. Como os he comentado en alguna ocasión no soy muy de fruta, tengo que obligarme a comerla. Y ahora me diréis aquello de que tiene muchas vitaminas, minerales, antioxidantes…. Sí, si todo eso lo sé, no es porque no me guste, simplemente es que de normal no suele apetecerme. Sin embargo, soy de extremos, o no la pruebo en dos semanas o me como cuatro piezas al día, no tengo término medio que le vamos a hacer 😉  Ahora bien, cuando están integradas en una tarta la cosa cambia, ahí ya no me lo pienso 🙂 

Aprovechando que es temporada de ciruelas y que están en su máximo esplendor, vamos a hacer una galette. Se trata de una tarta elaborada con masa quebrada a la que se le añade fruta y se hornea. Así de simple, como os lo cuento y ni siquiera necesitamos molde.  Venga, comenzamos? Vamos a necesitar:

Para la masa quebrada:

200 g harina

90 g mantequilla fría

1 huevo

30 g azúcar

1 cda agua muy fría

Para el relleno:

3 ó 4 ciruelas rojas grandes

30 g azúcar

30 g almendra molida

1 huevo para pintar

Para hacer la masa quebrada necesitaremos que la mantequilla esté fría de nevera.  En un bol grande echamos la harina junto con el azúcar y la mantequilla cortada en dados. Mezclamos con las manos hasta conseguir una especie de migas. Añadimos el huevo y lo integramos. Finalmente agregamos la cucharada de agua fría que ayudara a unir la masa. No hay que amasarla porque no queremos que se desarrolle el gluten,  simplemente hay que cohesionarla. Hacemos una bola con ella, la envolvemos en papel film y la dejamos reposar en la nevera unos 20 minutos.

Mientras, lavamos las ciruelas, las secamos y sin pelarlas las cortamos en rodajas finas. Las ponemos a macerar en un recipiente junto con el azúcar. 

Con ayuda de un rodillo extendemos la masa sobre una hoja de papel vegetal dándole forma circular y seguidamente la traspasamos a una bandeja de horno. Espolvoreamos la almendra molida por la masa dejando sin cubrir unos 5 cm por todo el contorno. La almendra va a absorber los posibles jugos que suelte la fruta y le va a proporcionar un sabor muy rico.

Colocamos la fruta de la forma que más nos guste, siendo generos@s porque luego la fruta mengua al cocinarse.

Y a continuación vamos a ir plegando la masa de manera que la fruta quede recogida, tal y como podéis observar en la fotografía. 

Pintamos la masa con huevo batido y espolvoreamos con azúcar.

Precalentamos el horno a 200ºC con calor arriba y abajo. Mientras el horno alcanza la temperatura, metemos la bandeja con la galette en la nevera para que enfríe la masa. El contraste de la temperatura alta del horno con la masa fría hará que ésta quede muy crujiente. 

Colocamos la bandeja en la parte central y horneamos durante unos 35´aprox. o hasta que veamos que alcanza un bonito color dorado.

El resultado es una tarta de masa crujiente y quebradiza con un interior jugoso que goza del equilibrio perfecto entre lo ácido y lo dulce.

Podemos tomarla fría o templada. Al no ser muy dulce perfectamente podemos acompañarla de una bola de helado.

Consejos y Sugerencias:

     * Si mientras hacéis la masa quebrada os quedan trocitos de mantequilla, no os preocupéis ni intentéis deshacerla entre la harina. Esos trocitos van a ayudar a que la masa quede como buscamos. Por ello vamos a intentar hacer la masa en el menor espacio de tiempo posible para no derretir del todo la mantequilla con el calor de las manos.

     * La masa quebrada tiene un sabor bastante neutro con lo cual podemos rellenar nuestra tarta con cualquier fruta, aunque siempre es aconsejable utilizar las que suelten menos jugos para que no ablanden la base. Pero, si a pesar de ello, tenemos el antojo de alguna fruta muy jugosa, bastará con mezclar una cucharada de harina de maíz a la fruta mientras macera con el azúcar.

Espero que os guste.  xxx

Ali