Mesa dulce Oxigen Saló

Estás pasando por un momento de bajón? Tienes apatía todo el tiempo sin motivo aparente? Crees que necesitas un chute de autoestima? Tengo la solución para tí: Ve a la peluquería. Diooooss…! tengo la impresión de estar haciendo un anuncio del teletienda, de esos que emiten a las 3:00 am y en el puedes comprar desde un multicortador de hortalizas hasta una batamanta….. sin olvidarnos de la famosa  ThighMaster que tonifica tus piernas y te las deja de ensueño. Póngame un par de éstos para llevar, por favor.  Y es que lo saben vender tan bien que te entran ganas de comprarlo todo! Tanto que incluso ya te ves cortando verduras como si no hubiera un mañana, disfrutando de tu batamanta las tardes de invierno con un té calentito frente al televisor o luciendo unas piernas bien torneadas en la playa. Quien más quien menos nos hemos quedado embelesados viendo estos productos y demás alguna de esas noches en las que te cuesta conciliar el sueño y no haces más que dar vueltas en la cama hasta que finalmente te levantas…. y qué haces a parte de tomarte un vaso de leche calentita? pues tumbarte en el sofá y ver tele con el volumen bajito para ver si el run run te adormece.

Bueno…. a lo que iba, que me desvío del tema. Todos hemos escuchado a alguien decir en algún momento: necesito un cambio en mi vida. Y qué es lo primero que hacen? Pues…. por lo general, cambiar de look radicalmente.  Es así o no?  Y es que cuando sales de la peluquería te sientes con el guapo subido, tanto que parece que te vas a comer el mundo. Que es traspasar la puerta y no puedes evitar mirarte de reojo en todos los escaparates que encuentras a tu paso hasta llegar a casa, eh que sí? jejejj. 

Ir a la peluquería es realmente terapéutico, un lugar donde te relajas completamente porque es un momento que dedicas para tí, para sentirte bien. Y el hecho de llevar 25 años como es mi caso acudiendo al mismo lugar, no es por casualidad. Algo de culpa tendrán sus peluqueras, que se lo han ganado con creces,  ya no solo por su profesionalidad sino también por la buena energía que transmiten. Allí se respira muy buena vibra, te miman, cuidan tu pelo, socializas y encima te dejan guapísima. No se puede pedir más. Hace dos años tuvo lugar la apertura de la nueva peluquería y por tema covid no pudo celebrarse. El sábado pasado por fin tuvo lugar ese evento. Una fiesta fantástica muy esperada y en la que entre cavas, refrescos, pica-picas y demás…. no podían faltar unos dulces.

Mirad, estos dulces componían la mesa: 

Vasitos de galleta oreo con frosting de queso crema. Realmente fáciles de hacer. Tan solo tenemos que retirar el relleno de las oreo y mezclarlo junto con azúcar glass y queso tipo Philadelphia hasta lograr una crema homogénea y sin grumos (las proporciones al gusto pero que predomine el queso crema). Cuanto más relleno de las oreo contenga, más rico estará. La galleta la cortamos en pequeñito, que se noten los trozos. No las trituréis en molinillo, no es tan agradable a la hora de comer. Con los trocitos le damos ese punto crujiente que mezclado con la crema queda muuuuuy rico. Iremos alternando capas de galleta y de crema. Y finalmente una galleta mini oreo para decorar.

Mini cupcakes de chocolate y trufa. La receta de los cupcakes la podéis consultar aquí. La trufa en esta ocasión la elaboré con nata vegetal y cacao puro en polvo. Es rápido de preparar y el resultado es excelente, no falla.  La nata vegetal es ideal para utilizarla en días de mucho calor, porque no necesita conservación en frío y se mantiene íntegra todo el tiempo. Para montarla necesitamos que esté muy fría. Normalmente esta nata ya suele estar azucarada. Previo a comenzar a batir le añadimos el cacao puro tamizado y mezclamos con unas varillas de mano. Para 1/2 l de nata yo he puesto un par de cucharadas soperas de cacao. No hay que dejar la nata muy dura o después costará que salga por la boquilla al decorar los cupcakes. Para decorar, un detalle en papel de azúcar con el logo que encargué hacer. Este papel es una especie de oblea flexible de sabor avainillado.

Bombones de oreo y chocotransfer. Delicioso bombón de chocolate blanco con un interior crujiente de galleta oreo. El chocotransfer con el logo también lo encargué hacer. Es una especie de calcomanía comestible. Podéis ver cómo se elaboran aquí.

Galletas linzer. He perdido la cuenta de las veces que he hecho estas galletas, me atrevería incluso a hacerlas con los ojos cerrados. Son éxito asegurado. Podéis ver la receta aquí, pero sin el papel de azúcar Previo a hornearlas hemos de estampar las letras con un marcador de letras para galletas. 

Merenguitos. Son siempre un acierto. Cucos y muy resultones. Podéis consultar cómo hacerlos aquí, pero sin el papel de merengue. En este caso les añadí un par de gotas de esencia de coco mientras montaba las claras. Desaparecieron enseguida. 

Brownie especial para diabéticos. Dado que algunos de los asistentes a la celebración padecen de diabetes, no era justo ponerles los dientes largos, así que preparé un brownie especial para ellos. Podéis consultar la receta aquí, pero utilizando chocolate sin azúcar, sustituyendo la harina refinada por harina integral y el azúcar por otro endulzante saludable. Yo he utilizado xilitol que tiene un sabor prácticamente igual que el del azúcar y la cantidad a utilizar es la misma más o menos, va en gustos. No lo había usado nunca y he visto que funciona bastante bien. Quizá la única pega que le veo es que no le da tanta estructura al bizcocho, se rompe con facilidad, pero de rico sí lo está.

Galletas austríacas de vainilla o Vanillekipferl. Estas son unas galletas de origen austríaco muy típicas de Navidad, aunque yo suelo hacerlas en cualquier época del año porque son ideales para el café de sobremesa. Son de almendra, muy tiernas y con un delicioso sabor a vainilla. Podéis consultar la receta aquí.

Y en el centro de la mesa la Tarta. En la próxima entrada os contaré el paso a paso. Palabrita! Pero ya os adelanto que se trata de una tarta de 6 capas de bizcocho de mantequilla, pincelado con almíbar, con relleno de nata vegetal y mermelada de fresa. Lleva una cobertura de nata vegetal y a continuación va forrada con una fina capa de fondant que, pese a que no soy muy fan de este ingrediente, era la única cobertura que podía mantenerse firme ese día debido al calor extremo. Para darle un acabado más elegante dejé todo el borde superior como inacabado y lo pinté con pintura comestible de color oro metalizado. El logo frontal es de papel de azúcar y también lo encargué hacer. Para finalizar, unas piruletas de azúcar isomalt que hice con colorantes blanco y negro simulaban las pompas de jabón. Este azúcar es ideal para hacer figuras y otras decoraciones y además es saludable ya tiene un índice glucémico muy bajo.

Y bueno.… pues esto es todo. Tenía hechas unas cuantas cositas más pero al ser delicadas y con las altas temperatura que estábamos sufriendo esos días, ponerlas en esa mesa no era lo más aconsejable, no se habrían mantenido íntegras. Así que había que apostar por lo seguro.

Hasta la próxima. Besos 

Ali

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